Dentro de un amplio espacio lleno de toques divertidos y acogedores, el Nanai es mucho más que un restaurante, es un espacio cultural en el que disfrutar picando algo, viendo una exposición, tomando unas copas, charlando... y los perros son igual de bienvenidos que los humanos. Cocina sana y sabrosa, una carta mediterránea con platos de mercado, tienen desde humus, tzatziki, tapenade, o tartar de salmón a risottos, carpaccio o diversas opciones vegetarianas. Y aunque no tiene terraza, lo cierto es que sus grandes ventanales en la entrada están -siempre que el tiempo lo permite- abiertos de par en par, dejando entrar la luz y el aire fresco hacia el interior.
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Totalmente de acuerdo con DavidMore. La pega, es que aun habiendo muy pocos clientes, tardaron mucho en traernos la comida.
Sitio agradable, carta corta pero todo bueno. Tienen dos zonas diferenciadas, una más de cafetería y otra de comedor, en las dos pueden estar los perros. En la zona de comedor hay bastante distancia entre mesas, por lo que pueden "convivir" bien los perrunos con no-perrunos. El personal agradable, nos trajeron un bebedero para nuestra perra y pudimos cenar tranquilamente.