Nos encontramos esta acogedora cafetería en un paseo improvisado. Fue un agradable descubrimiento cuando, pensando en sentarnos en la terraza a pesar del fresco, vimos que podíamos entrar con nuestro perro. La decoración es encantadora... un estilo rústico, de cafetería francesa, con decoración de temporada (tenía calabacitas frescas a modo de jarrones), y la repostenía casera para chuparse los dedos. En cuanto te sirven, sirven también un bolecito de agua para que el pequeño recupere fuerzas. Además, en estos tiempos que corren, la higiene muy notable (vimos como el chico limpiaba una de las mesas que se había quedado vacía), todo el tiempo con mascarilla, y al abrir la carta del Código QR, ofrece un seguimiento por posibles infecciones. Un sitio muy tranquilo al ser pequeñito, y recomendable para merienda, sobremesa o desayuno.
Nos encontramos esta acogedora cafetería en un paseo improvisado. Fue un agradable descubrimiento cuando, pensando en sentarnos en la terraza a pesar del fresco, vimos que podíamos entrar con nuestro perro. La decoración es encantadora... un estilo rústico, de cafetería francesa, con decoración de temporada (tenía calabacitas frescas a modo de jarrones), y la repostenía casera para chuparse los dedos. En cuanto te sirven, sirven también un bolecito de agua para que el pequeño recupere fuerzas. Además, en estos tiempos que corren, la higiene muy notable (vimos como el chico limpiaba una de las mesas que se había quedado vacía), todo el tiempo con mascarilla, y al abrir la carta del Código QR, ofrece un seguimiento por posibles infecciones. Un sitio muy tranquilo al ser pequeñito, y recomendable para merienda, sobremesa o desayuno.