Puedes visitar esta fascinante Herrería Medieval -declarada Monumento Nacional-en compañía de tu perro. Y merece la pena por muchas razones, el entorno es maravilloso, si tu can es acuático podrá darse un baño en el río y olisquear por el bosque, y el funcionamiento de la propia herrería es impresionante, canalizando el enorme poder del agua para así trabajar con metales de una manera tan ingeniosa como eficaz.
Una vez en la Herrería, tan solo ten en cuenta que durante la explicación práctica hay un ruido considerable, por si tu can es de los que se asustan. Las normas son sencillas: debido a sus reducidas dimensiones y limitado aforo solamente puede haber dos perros dentro al mismo tiempo y no se puede entrar con el can en momentos de gran afluencia. En esos momentos hay un espacio con asientos y arbolado, al lado del río y justo frente a la puerta de la Herrería donde podrás esperar con tu can hasta que puedas entrar.
Horario Lunes y martes cerrado
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