Imagínate que tu jefe te dice, de un día para otro, sin prevenirte y sin alternativas: mañana te vas a vivir y trabajar a Tailandia. Mañana. Y punto. Por si te resistes, te mandan a dos tíos de dos metros de alto a tu casa para llevarte al aeropuerto. Y una vez que llegas al país, sin hablar una palabra del idioma, te cruzas con un tipo que te pega una patada en tus partes. Tú no lo sabes pero resulta que es la costumbre y encima has quedado como un maleducado por no devolver esa patada..."
Es un ejemplo que pone Alberto Piña, especialista en gestión del comportamiento y también educador en Fundación Benjamin Mehnert, en un episodio del podcast "Pongamos que hablo de Perros" del también educador Jonás Thulin.
Un episodio que le vendría muy bien escuchar a todo adoptante en potencia o adoptante reciente y no tan reciente: porque lo que plantea Piña es un cambio de prisma esencial para que muchas adopciones sean más exitosas de lo que actualmente son.
Porque muchas personas, sin darse cuenta, sienten que le están haciendo un enorme favor a un perro al adoptarlo, sienten que lo están salvando y no se meten en la cabeza del perro, no se plantean que al sacarlo de la protectora y llevárselo a casa le están cambiando el mundo, de un día para otro, sin avisar. Y entonces pasa lo que pasa, la decepción, las espectativas frustradas o peor.
También lo explica en su instagram: "A veces creemos que al adoptar a un animal con miedo, este nos verá como una figura heroica y salvadora... Nos equivocamos.
Esa necesidad de autocomplaciencia debe ser sustituida por una actitud responsable y empatica. Debemos entender lo que estamos pidiendo a ese animal. Una empresa titanica en algunos casos, una odisea digna de una tragedia griega en otras.
Separarlo de todo lo que conoce, todo lo que le brinda una pizca de seguridad y enfrentarlo a todo un mundo nuevo que a sus ojos podria ser lo más parecido a una jungla hostil para nosotros. Y tu puedes ser el león y ni siquiera saberlo.
Lo teneis jodido... la verdad.
Pero a veces encuentras a personas que superan todas tus expectativas, donde entienden la magnitud de lo que tienen por delante y se asoman al abismo con una sonrisa amable. Dispuestos a cambiar toda su forma de vida por ayudar a una criatura rota, recomponer sus pedazos aunque estos corten con su filo.
Todos vosotros teneis mi mas profunda admiracion. Todos los que me mandais videos, aceptais consejos y los aplicais... sé lo duro que resulta.
Gracias por convertir esas miradas inciertas...incluida la mia."
¿Cómo es el trabajo de un educador, un solo educador, en un refugio por el que pasan 1000 perros al año, mínimo? Porque Alberto Piña es el único educador en una de las protectoras más grandes de España, Fundación Benjamin Mehnert, donde de media, hay en torno a 500 galgos.
Si queréis saberlo, si queréis aprender mucho sobre comportamiento canino o sobre cómo se deberían plantear las interacciones con los perros y con los futuros adoptantes, escuchad a Alberto hablando con Jonás.
Otro ejemplo buenísimo sobre los problemas que algunas personas generan (generamos) a los perros a través de la correa:
Imagina que tú y yo vamos andando por la calle, de la mano. Entonces vemos a que de frente viene una persona, un hombre, y yo de inmediato aprieto tu mano y pego un pequeño tirón para que te acerques hacia mí... a lo mejor es que me ha dado un calambre pero lo que seguramente interpretarás es que ese hombre me da miedo. Y reaccionarás: con miedo o tratando de defenderme. ¿Os suena?
Alberto también comparte algunos de los consejos que ofrece a los adoptantes, sobre cómo acompañar a su perro los primeros días o semanas, sobre cómo ser su referente dando espacio al can para que pueda elegir, porque eso sí es importante, que tu perro entienda que puede confiar en ti, que tú seas su referente.
Alberto Piña ya había charlado previamente con Jonás sobre cómo rehabilitar a perros con traumas emocionales o miedo. Y, de nuevo, ofrece consejos que seguro que le serán útiles tanto a los voluntarios de protectoras como a cualquier adoptante reciente: contra el miedo la mejor medicina no es la valentía, es la curiosidad.
Si dejas a un perro que tenga espacio y tiempo para curiosear le dará herramientas cruciales. Especialmente dentro de una protectora donde el animal no tiene un referente claro: es, explica Alberto, como si fueran refugiados de guerra, llegan mutilados, traumatizados... En su caso el 80% son perros abandonados por cazadores.
De nuevo, una charla apasionante y esclarecedora.
PD: Posteriormente Alberto Piña charló también con SrPerro, podéis escuchar todo lo que nos contó aquí:
Te puede interesar
