En la educación canina más que fake news lo que suele haber es old news: las protagonizan esos profesionales que eligen seguir utilizando técnicas desfasadas, métodos que no solo pueden dañar el vínculo entre un humano y su can sino que son perjudiciales para el bienestar de los perros. El problema es que algunos de ellos son muy mediáticos y por eso mismo su influencia es mayor, puesto que llegan a todo tipo de personas, a muchos humanos perrunos primerizos o que sencillamente desconocen que las recomendaciones de estos educadores son un peligro.
El objetivo del estudio realizado por profesores de la Universidad de Porto era realizar una evaluación exhaustiva de los efectos a corto y largo plazo de los métodos de entrenamiento basados en aversiones y recompensas en el bienestar de los perros.
Por primera vez han analizado de manera exhaustiva cómo afecta al bienestar de los perros el ser entrenados mediante castigos tanto durante el propio momento del entrenamiento como después. Las conclusiones son claras, como veréis.
Los investigadores portugueses, liderados por Ana Caterina Viera de Castro han analizado el comportamiento de 92 perros en 7 centros de educación canina, 3 de ellos en positivo (utilizando técnicas basadas en ofrecer recompensas para fomentar ciertos comportamientos) y 4 que aplican aversivos (castigos, etc.)
Por aclarar ambos conceptos, compartimos dos gráficos de Lili Chin que resultan pertinentes y útiles en este contexto.
Volviendo al estudio de la Universidad de Oporto: para la evaluación del bienestar a corto plazo, los perros fueron grabados en video durante tres sesiones de entrenamiento y se recolectaron seis muestras de saliva, tres en casa (niveles de referencia) y tres después de las sesiones de entrenamiento (niveles posteriores al entrenamiento).
Luego se utilizaron grabaciones de video para examinar la frecuencia de los comportamientos relacionados con el estrés (como lamerse la boca o bostezar) y el estado general del comportamiento del perro (enso, relajado, etc.), y las muestras de saliva se analizaron para determinar la concentración de cortisol.
Para la evaluación del bienestar a largo plazo, los perros realizaron una tarea de sesgo cognitivo.
Los perros que estaban en el grupo que utilizaba aversivos mostraron más comportamientos relacionados con el estrés, pasaron más tiempo tensos y jadeando durante las sesiones de entrenamiento, mostraron niveles de cortisol más alto tras las sesiones de entrenamiento y fueron más 'pesimistas' en la tarea de sesgo cognitivo que los perros educados en positivo.
En este gráfico se puede ver la diferencia entre los perros educados en positivo (barra negra) y aquellos que estaban en escuelas donde se usan los aversivos con respecto a comportamientos relacionados con el estrés canino:
Los investigadores también comprobaron que la frecuencia de los estímulos aversivos utilizados en el entrenamiento (en las distintas escuelas) mostraba una correlación directa con todos los indicadores de bienestar medidos. Es decir, cuanto mayor es la frecuencia de los estímulos aversivos utilizados en el entrenamiento, mayor es el impacto en el bienestar a corto y largo plazo de los perros.
Los métodos de entrenamiento basados en aversión, especialmente si se usan en grandes proporciones, afectan al bienestar de los perros tanto dentro como fuera del contexto de entrenamiento.
PD Ojalá que este estudio haga reflexionar a más dueños de canes para que así nadie más se deje aconsejar por estos peligrosos vendehumos a los que se refieren en CalmaDogs:
"Muchos de los perros que hemos visitado presentaban problemas debido a un trato aversivo.
A veces era muy claro: "herramientas" como collares de ahogo, pinchos o electricos, hambre, castigos físicos... aconsejados por el "adiestrador" de turno o de un cuñado de Forocoches.
Otras veces era más difuso: pequeños toques, gritos, enfados, encierros, "hacerle saber quién manda", mezclados con premios, juego...
E incluso por lo que los propietarios creyeron que era un trato amable: llevar al perro a todos sitios, tenerlo durante horas jugando en el parque, premios a todo momento y sin razón, inundación psicológica (flooding)...
Terminaron acudiendo con prisas, tras decir "haberlo probado todo" y querían soluciones rápidas, efectivas, casi mágicas.
Y por más que explicas que esas soluciones no existen, que procesos de largo recorrido llevan mucho tiempo, trabajo, esfuerzo, sacrificio, decepciones, altibajos y ni si quiera se puede garantizar una recuperación plena, al poco tiempo de intentarlo, desisten, no informan ni en el periodo gratuito de seguimiento para ajustar y adaptar pautas, porque creyeron que los perros tienen un botón de reset que los restaura al estado de fábrica y nosotros sabemos donde está.
Y el problema sigue siendo creer en los vendehumos de la tele, esos que te arreglan al perro en unas horas y a los "magníficos" remedios que aportan los adiestradores de la vara y la cadena en lugar de plantearse a los perros como seres sintientes, que piensan y que necesitan de tiempo, entendimiento y sobre todo, respeto para que puedan aprender y mejorar y por supuesto, no seguir haciéndoles más daño, ni queriendo ni sin querer."