El mito del macho alfa surge de una premisa erronea sobre los lobos, lo han explicado multitud de expertos en etología desde hace muchos, muchos años: desde Stanley Coren a Jean Donaldson o Ian Dunbar:
"Basar la educación canina en una mala interpretación del comportamiento de los lobos es igual de útil que basar la educación humana en una mala interpretación del comportamiento de los chimpancés."
El origen de todo el entuerto está en el libro de David Mech, publicado en 1970 "El lobo: la ecología y el comportamiento de una especie en peligro de extinción".
Pues bien, el propio Mech siguió investigando y comprobó los errores que contenía su teoría inicial, porque sus observaciones se habían basado en el comportamiento de lobos en cautiverio, lobos de diferentes familias que no tenían relación entre ellos.
En realidad, los lobos se mueven en familia, esas son sus manadas y las peleas, cuando se dan, son entre diferentes manadas, entre diferentes familias, no porque haya un "macho alfa" tratando de alzarse con el liderazgo de su propia manada, no porque los individuos de una misma manada estén perpetuamente viendo a ver cómo destronar a los actuales líderes...
Mech lleva años intentando conseguir que se deje de publicar su libro: lo consiguió, por fin, en 2022. Este mismo año también se publicó un estudio realmente interesante sobre los lobos: resulta que un parásito podría ser la razón que lleva a ciertos lobos a separarse de su manada familiar y a tratar de establecer una manada paralela porque ese parásito hace que sean más arriesgados en general.
Pese a ello, pese a que cada vez hay más información con base científica sobre el comportamiento de los perros y pese a que hace mucho quedó claro que el término "macho alfa" se acuñó tras estudiar a lobos en una situación que no era natural para la especie, sigue estando presente y sigue afectando a la vida de muchos perros: el mito del macho alfa se traduce, en la práctica, en métodos de educación canina estructurados en torno a la teoría de la dominancia.
Aún se puede leer frases (salvajadas) de este estilo en webs de presuntos profesionales de la educación canina: "Dominar a nuestro compañero es una tarea fundamental si queremos llevar una convivencia tranquila y feliz." Es un pequeño oxímoron porque mezcla dos términos un tanto contradictorios, "dominar" y "compañero".
Esto es justamente lo que muchos expertos en todo el mundo y desde hace años, buscan poner de relieve: sí, es posible dominar a un can, tendrás a un perro que posiblemente te haga caso pero que seguramente te tendrá miedo.
¿Por qué es peligroso? Entre otras cuestiones porque la teoría del Macho Alfa hace mucho daño a la relación entre humanos y canes.
El etólogo Tomas Camps ofreció un repaso muy recomendable en este seminario:
Y también hablamos sobre este mismo tema con la etóloga Ángela González Martínez:
Alexandra Horowitz, autora de libros tan recomendables como En la mente de un perro, investigadora y divulgadora de reconocido prestigio también mostró su preocupación por los efectos de este pernicioso mito sobre la educación de los canes:
Otra razón por la que el mito del macho alfa es peligroso es porque muchos estudios han demostrado que los métodos de educación canina que utilizan el castigo no son más efectivos que los que lo evitan pero sí tienen consecuencias negativas para los perros y, lo que es peor, pueden generar agresividad.
