El perro es la primera especie domesticada por los humanos, aunque dónde y exactamente cuándo sucedió ese proceso sigue generando debates entre los expertos.
Ahora el equipo de Biología Evolutiva Humana de la Universidad del País Vasco ha aportado datos de interés para tratar de afinar esa cronología tras realizar un estudio en profundidad de un húmero de cánido recuperado en el yacimiento de Erralla (Zestoa, Gipuzkoa): han confirmado que efectivamente era un perro, un Canis lupus familiaris, y han concluido que este animal representa uno de los primeros perros domesticados en Europa, en el período Magdaleniense del Cantábrico Inferior.
Según sus datos, vivió en el Paleolítico, hace unos 17.000 años (entre 17.410 y 17.096). Este dato significaría que los perros llevan más tiempo a nuestro lado de lo que antes se pensaba, unos 3000 años más.
Los restos arqueológicos más antiguos de perros claramente domesticados se encontraron en bordes distantes de Eurasia, explican con detalle los investigadores de la Universidad del País Vasco.
Multitud de estudios y hallazgos sugieren que perros y humanos tenían un vínculo único pero aún no está claro si la domesticación del perro podría haber sucedido en China, Asia Central o el Cercano Oriente.
El equipo que dirige la profesora Conchi de la Rúa ha realizado un análisis del húmero encontrado en Erralla combinando morfología, datación por radiocarbono y genética.
La datación directa del húmero mediante carbono 14 analizado por espectrometria de masas con acelerador de partículas le otorga una antigüedad de 17,410–17,096 cal. BP. Esto es, el perro de Erralla vivió en el periodo Magdaleniense del Paleolítico Superior, lo que le sitúa como uno de los perros domésticos más antiguos existentes hasta el momento en Europa.
El perro Erralla comparte linaje mitocondrial con los pocos perros magdalenienses analizados hasta el momento. El origen de este linaje está ligado a un periodo de clima frío coincidiendo con el Último Máximo Glacial, ocurrido en Europa hace unos 22.000 años.
"Estos resultados plantean la posibilidad de que la domesticación del lobo se produjera antes de lo propuesto hasta ahora, al menos en Europa occidental, donde la interacción de los cazadores-recolectores del Paleolítico con especies salvajes, como el lobo, pudo haberse potenciado en zonas de refugio glacial (como como el franco-cántabro) durante este periodo de crisis climática”, explica la profesora de la Rúa, jefa del grupo de Biología Evolutiva Humana.
Te puede interesar