Hay perros que son capaces de detectar con enorme fiabilidad diversos tipos de cáncer, el gluten en los alimentos, los dispositivos electrónicosy hasta a gatos que se han perdido. Hay canes que detectan explosivos y otros que son entrenados para localizar a personas bajo los escombros o bajo la nieve. Todos ellos tienen algo en común: su fino olfato y, sobre todo, una alta motivación que se fomenta a través del juego.Lo normal y lo deseable es que los perros de búsqueda, sea de personas o de explosivos, disfruten con su trabajo pata a mano con los equipos humanos. La idea es que para ellos sean algo divertido:aprenden cuando se canaliza su "obsesión" por localizar una pelota o cualquier "algo" que tenga un olor particular, el que le estén enseñando a identificar, premiándolos cada vez que lo logran, con un rato de juego, unas caricias, su chuche favorita.
No es infrecuente que algunas organizaciones encuentren a sus futuros perros detectores en protectoras y perreras: suelen ser perros "demasiado listos" y con "demasiada energía", canes que son abandonados por personas que se ven desbordadas por comportamientos que no saben controlar o reconducir.
No es el caso del nuevo equipo de "becarios perrunos" de la CIA: todos estos canes formaban parte de algún programa de perros de asistencia. La CIA siempre elige a labradores por su energía, su sociabilidad y sus afición por la comida.
Estas tres características hacen que sean más fáciles de entrenar en positivo.
La CIA está compartiendo en su web y en sus redes sociales los progresos y el trabajo del nuevo equipo de "becarios K9", los perros que están entrenando para detectar explosivos. Primero les enseñan a rastrear olores y luego poco a poco van afinando el proceso.
Pero no todo son avances: ayer llegó el primer "despido", el de Lulu. Aunque... Si ella pudiera comentar lo sucedido es más que probable que diera un par de ladridos de felicidad porque resulta que a esta bella labrador le aburría su trabajo.
No ha sido una decisión repentina dado que Lulu, al igual que el resto de canes, había pasado una batería de pruebas iniciales y había sido seleccionada entre muchos otros candidatos por su potencial y su talante. Buscan canes que no tengan miedo a meter la trufa dentro de una lata, que sean capaces de ir a por una chuche bajo un coche...
Los canes, igual que los humanos, tienen días buenos y días malos. Por eso, los responsables del programa de entrenamiento han de ejercer de psicólogos caninos,dicen en la CIA, para entender porqué un perro puede no estar motivado en un momento dado.
Puede ser algo puntual: a lo mejor necesita más tiempo de descanso, más rato de juego o quizá otro tipo de juegos, puede que tenga algún pequeño problema de salud, alguna alergia...
Pero también es importante saber detectar cuando un perro no muestra interés por el trabajo para el que le quieren entrenar: en la CIA consideran imperativo que los perros disfruten con lo que están haciendo.
Esa ha sido la clave en el "despido" de Lulu: la perra se aburría pese a los intentos de los educadores por motivarla con comida o con juegos así que tomaron la decisión de apartarla del programa.
¿Y dónde está ahora Luluse preguntarán muchos?
Pues de lo más tranquila y de lo más contenta porque la ha adoptado su guía y ahora vive con su familia y con otro amigo can.
Tiene un jardín donde puede dedicarse a olfatear y perseguir ardillas o las pelotas que le lancen sus nuevos pequeños humanos.
Así que en su caso, un despido feliz :-)