El libro How to Tame a Fox (and build a dog ), -Cómo domesticar un zorro y construir un perro-, narra la fascinante historia de un experimento que comenzó en 1959, en Rusia, con 130 zorros plateados y la intención de desentrañar el proceso por el que algunos lobos dejaron atrás su naturaleza salvaje para acercarse al hombre, hasta convertirse en los perros de hoy en día. Ese conocido e influyente proyecto, impulsado por el genetista y zoólogo Dmitri Konstantínovich Beliáyev,ha sido clave para entender la domesticación de los perros.Y, de hecho, ese experimento no ha concluido realmente.
El origen de los perros: repaso a la ciencia de la domesticación canina
En 1959, los científicos rusos Dmitri Belyaev y Lyudmila Trut se propusieron recrear el proceso de domesticación de los perros. Para ello seleccionaron a un centenar de zorros plateados, 30 machos y 100 hembras, los más tranquilos que encontraron en las granjas de siberia, y empezaron a criarlos seleccionando siemprea los que parecían mostrar menos miedo a los humanos.
De cada nueva generación se volvían a seleccionar un 10%, los más dóciles,para que pudieran reproducirse. Es decir, es como si los científicos hicieran su propia versión de la selección natural, forzando a la naturaleza del zorro a ser cada vez más amistosa con los humanos.
El resultado de ese interesante experimento es de sobra conocido, en un periodo de tiempo relativamente corto, seleccionando en función de un solo comportamiento, los zorros se mostraron más dóciles con las personas pero además cambió su aspecto físico.
Se produjeron cambios morfológicos significativos, los mismos que experimentan los animales domesticados: zorros parecidos a cachorros con orejas caídas, manchas pétreas y colas curvadas. Y también hubo cambios genéticos y de comportamiento: con cada generación los zorros se mostraban más y más cercanos a los humanos.
Hoy en día son totalmente dóciles, pero explican en este reportaje eso no quiere decir que sean como perros. Son y siempre serán zorros mansos, domesticados sí, pero zorros.
Y, como también podréis ver, los zorros rusos, los que sí han sido domesticados durante décadas, tienen un comportamiento muy diferente al de un zorro "de primera generación", por llamarlo de alguna manera, que haya sido criado por humanos.
La historia de cómo cambió la naturaleza de esos zorros domesticados es la que narran en este fascinante libro, diponible en librerías online (en inglés).
También podéis leer más sobre el trabajo que comenzó Beliáyev y que aún hoy continúa Trut en español en webs como Gizmodo.
La hipótesis es que cuando los humanos comenzaron a formar asentamientos más permanentes ellos generaron una nueva fuente de alimento canino... la basura.
Lo lógico es pensar que solo los lobos menos agresivos hacia los humanos se acercaron a comer de esa nueva fuente de alimento. Y así comenzó el mismo proceso que Beliáyev llevó a cabo en Siberia con los zorros, pero de manera natural.
Esos lobos habrían cambiado igualmente tanto en su comportamiento como en su aspecto... comenzando a parecerse a los perros de hoy en día.