No es la primera vez que los científicos intentan demostrar que los perros pueden sentir celos: en 2014 un estudio de la Universidad de California, San Diego, ya dejó claro que la gran mayoría de los canes no llevaban nada bien ver a sus humanos interactuando con muñecos en forma de perro.
Ahora un nuevo estudio del Animal Minds Lab en la Universidad de Auckland, liderado por Amalia Bastos, ha demostrado que los perros no solo sienten celos ante una situación que pueden ver sino que son capaces incluso de sentir celos imaginando o representando mentalmente la posible interacción de sus humanos con esos muñecos en forma de perro.
Los celos pueden haber evolucionado para proteger valiosos vínculos sociales de los intrusos, dicen los responsables del estudio del Animal Minds Lab, aunque algunos investigadores siguen creyendo que se trata de un sentimiento exclusivamente humano puesto que está relacionado con la autoconciencia.
En este estudio han participado 18 perros que se han enfrentado a diversas situaciones en las que sus humanos interactuaban con unos perros de peluche realistas o con unos cilindros recubiertos de felpa. En algunos casos, los perros no podían ver directamente lo que hacía su dueño, solo podían ver la parte superior del cuerpo de la persona porque había una barrera entre ambos, como se muestra en el vídeo que compartimos más adelante.
El objetivo era comprobar si tres tipos de comportamiento celoso en humanos se da también en los canes:
Se sabe que los bebés humanos están celosos de que sus madres interactúen con un rival potencial pero no con un objeto inanimado, por eso mismo en los perros se trataba de comprobar si el comportamiento celoso surgía solo cuando el propietario interactúa con un rival social, no con un objeto.
En segundo lugar, los humanos reaccionan específicamente a las interacciones que inducen a los celos en lugar de a la presencia o ausencia de un rival potencial por lo que, igualmente, los investigadores querían comprobar si el comportamiento celoso surgía en los perros solamente cuando su propietario interactuaba con otro can, no solo porque otro perro estuviera presente.
Finalmente, como se muestra en humanos adultos, el comportamiento celoso debería surgir incluso cuando la interacción entre el dueño del perro y el rival tiene que ser representada mentalmente por el sujeto, es decir incluso si no la puede ver.
Esta tercera posibilidad es la más interesante porque, explican los investigadores, de comprobarlse "proporcionaría la primera evidencia de que los perros tienen la capacidad de representar mentalmente interacciones sociales que inducen celos, una capacidad que se ha argumentado como exclusivamente humana".
Y la conclusión de este estudio es que hay evidencia de que los perros muestran comportamiento celoso en los tres tipos de situaciones.
Porque sí, sin duda, los perros tiraban más fuerte de la correa para llegar hasta su humano cuando creían que estaba acariciando al perro falso aunque no pudieran verlo debido a la barrera.
"Los perros parecen ser una de las pocas especies que pueden mostrar comportamientos celosos hacia los miembros de otra especie de una manera similar a cómo los niños humanos experimentan los celos cuando sus madres muestran afecto a otro niño," le ha explicado Amalia Bastos al NZHerald.
Además, en las conclusiones del estudio recalcan que las implicaciones de su hallazgo son significativas para el bienestar de los perros puesto que sugiere que son capaces de inferir que las interacciones sociales invisibles pueden amenazar su vínculo con su dueño y que sus vidas interiores son mucho más ricas de lo que a menudo les damos crédito.
PD: Sadie lo tiene claro :-) Su humana es suya
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