Investigadores de la Universidad de Nápoles han compartido los resultados de un estudio que demuestra que los perros son capaces de distinguir cuando un humano tiene miedo y cuándo está feliz a través de su olor. Y lo que es más interesante, los canes reaccionan ante esos olores de manera marcadamente diferente: afecta a su comportamiento.
Biagio D’Aniello es el responsable de este estudio sobre la transferencia de emociones entre especies mediante los olores corporales (quimioseñales).
Otros estudios en el pasado han mostrado que los perros reconocen caras humanas y que también saben distinguir las emociones que los humanos expresan a través del rostro pero dado que los canes se apoyan mucho más en su nariz que en su vista, el equipo liderado por D'Aniello quería delucidar si también captan emociones humanas a través del olfato.
La pregunta que querían contestar es la siguiente: ¿Pueden detectar los perros los olores corporales humanos producidos bajo condiciones emocionales de felicidad y miedo?
Para obtener una respuesta recolectaron muestras de olor de la axila de donantes masculinos no implicados en el experimento. Y entonces presentaron los olores a 40 perros, todos ellos Labradores o Golden Retrievers, en presencia de sus dueños y de una persona desconocida: había tres condiciones de olor [miedo, felicidad y control (sin sudor)] a las cuales los perros fueron asignados al azar.
Los investigadores analizaron los comportamientos relevantes de los perros (si se aproximaban al extraño a su dueño, si olfateaban más o menos tiempo el lugar donde estaba el olor) y también monitorizaron la frecuencia cardiaca de los canes.
Observaron que cuando los perros estaban en la habitación con el "olor feliz", se acercaban más a las personas desconocidas y menos a sus dueños. Cuando estaban en la habitación que "olía a miedo", se mostraron más estresados y se quedaban más rato junto a sus dueños.
Así mismo, su frecuencia cardíaca era significativamente más baja cundo no había ningún olor o cuando estaban en el cuarto con el "olor feliz".
Los investigadores sugieren que esto se puede extrapolar a la relación entre cada perro y su dueño: si huelen el miedo o la felicidad de cualquier humano, obviamente también detectarán estas emociones en su propio dueño y esto afectaría a su comportamiento.
"Los perros tienen una capacidad extraordinaria para detectar los olores en el aire así que, lógicamente, su sistema olfativo contribuye significativamente a la regulación de sus relaciones sociales", explica D'Aniello en The Times.