La conducta prosocial se define como “Actos realizados en beneficio de otras personas; maneras de responder a éstas con simpatía, condolencia, cooperación, ayuda, rescate, confortamiento y entrega o generosidad”.
Algo así como el altruismo, por entendernos. Y resulta que los perros también son capaces de voluntariamente hacer algo que no les beneficia a ellos directamente sino a otro perro, a un can amigo.
La conducta prosocial se define como “Actos realizados en beneficio de otras personas; maneras de responder a éstas con simpatía, condolencia, cooperación, ayuda, rescate, confortamiento y entrega o generosidad”.
Algo así como el altruismo, por entendernos. Y resulta que los perros también son capaces de voluntariamente hacer algo que no les beneficia a ellos directamente sino a otro perro, a un can amigo.
Así lo ha demostrado un estudio llevado a cabo muy recientemente en la Universidad de Veterinaria de Viena ha demostrado que los perros tienen comportamientos prosociales hacia los canes que conocen.
Los investigadores colocaron a 16 perros en jaulas, enseñándoles cómo tirar de una cuerda que les permitía dar premios al perro que tenían al lado.
Los canes podían -tirando de la cuerda- acercar una bandeja vacía o una bandeja con chuches al can que estaba en la jaula de al lado.
Las "parejas" que intervinieron en el estudio fueron tanto de perros que no se conocían como de canes que sí tenían una relación previa.
Lo que los investigadores han descubierto y documentado por primera vez es que los perros tienen una conducta prosicial hacia sus congéneres.
Cuando conocían al perro que estaba en la jaula de al lado, los canes le ofrecían la bandeja con los premios.
Cuando no conocían al vecino, rara vez le ofrecían esa bandeja.
Es decir, los perros son capaces de ofrecerle una chuche a un amigo, aunque ellos no reciban otra en recompensa.
Para demostrar que los canes sabían perfectamente lo que estaban haciendo, premiar a otro perro sin obtener ningún beneficio a cambio, al terminar el experimento los investigadores permitían a los perros ser ellos mismos los que recibían la chuche al tirar de la cuerda y... sí, todos se dieron un premio a sí mismos.
Aquí podéis leer toda la información sobre el estudio y su metodología (en inglés)