El trabajo de nariz, los juegos de olfato, son actividades muy positivas para los perros a muchos niveles. Ejercitan su mente, se entretienen, reducen los niveles de estrés...Y, además, hace que se sientan más optimistas, más positivos a la manera canina, según un reciente estudio liderado por la profesora Alexandra Horowitz (gran experta en todo lo relativo al poder olfativo de los canes, cuyos libros son verdaderamente entrentenidos y recomendables) junto con Charlotte Duranton, de Ethodog. Su conclusión es clara y útil: permitir a los perros pasar más rato olfateando, buscando (y encontrando) comida mejora su bienestar.
Alexandra Horowtiz y Charlotte Duranton han comparado a dos grupos de perros, 20 en total y de diferentes razas, incluyendo mestizos: unos han llevado a cabo trabajo de nariz y los otros en habilidades caninas (heelwork). En ambos casos se ha premiado a los perros con chuches, a través del refuerzo positivo, pero obviamente los canes enfocados en el trabajo de nariz las han recibido de forma distinta, ellos tenían que buscarlas activamente, tomando decisiones para poder encontrarlas.
"Cuando se enfrentan a un estímulo ambiguo, la percepción y el comportamiento de un individuo hacia la situación se ven afectados por los estados emocionales. En una nueva situación, los estados emocionales positivos conducen a reacciones optimistas; Estados emocionales negativos, a reacciones pesimistas. Este fenómeno está relacionado con el bienestar y está bien estudiado en humanos y otros animales a través de la prueba de sesgo cognitivo."
Es, justamente, la prueba que han utilizado en este caso con los perros, empleando para ello cuencos con comida.
Primero aprendían que un cuenco en un sitio concreto siempre tendría dentro algún alimento y que otro cuenco en otro punto estaría vacío. Y entonces se colocaba un tercer recipiente (sin comida) en un lugar ambiguo. El tiempo que tardaban en acercarse -esperando encontrar comida- es lo que se llama sesgo cognitivo. Cuanto menos tiempo tardaran, más "positivos/optimistas" estaban.
Los perros participaron en clases grupales junto con sus dueños: la mitad en clases de habilidades caninas que luego tenían que practicar en casa, la otra mitad en juegos de olfato, que también practicaban posteriormente en casa.
Ambas actividades se estructuraron de igual forma para que siempre hubiera una evolución y los canes recibieran recompensas a medida que iban avanzando y superando diversos retos.
Antes de comenzar esas clases no había ninguna diferencia en los tests de sesgo cognitivo de los perros. Una vez pasadas esas dos semanas, sin embargo, los perros que habían hecho trabajo de nariz tardaron menos tiempo en ir hacia el cuenco (vacío, ojo, no contenía ningún alimento) que estaba en el punto ambiguo de la habitación.
Las responsables del estudio creen que los juegos de olfato hacen que los perros discurran, deben elegir y resolver problemas y eso es algo que tiene efectos positivos también en los canes. Es un comportamiento natural que fomenta la autonomía de los perros:
"Llegamos a la conclusión de que permitir que los perros pasen más tiempo utilizando su olfato a través de una actividad de trabajo de nariz los hace más optimistas. Al permitirles a los perros más tiempo de olfateo se mejora su bienestar."
En el Dog Cognition Lab liderado por Horowitz siguen investigando esta cuestión, seguro que nos ofrecerán nuevos datos interesantes en el futuro.
Entre tanto, esta charla de Horowtiz sobre cómo huelen el mundo los perros es muy recomendable.
PD2 Si os estáis preguntando cómo hacer juegos de olfato con vuestro can, hay muchos juguetes interactivos, algunos los puedes hacer en casa y a veces no hace falta ni siquiera un juguete,basta con esconder chuches en algún lugar de casa...
Pero seguro que os vendrá bien leer los consejos de Pat Educadora Educadora Canina:
Es importante, antes de nada, crear una rutina. Es decir, enseñar a nuestros perros cuándo estamos jugando a juegos de olfato y cuándo no. De lo contrario podemos provocar que busquen todo el tiempo...
Para ello puedes tener una rutina con la que iniciar el "juego", por ejemplo decirle a tu can que se siente y se quede quieto mientras colocas la alfombra y entonces le dices "buuuusca".
Una vez que tengan clara esa rutina, explica Patricia, podrás hacer que busquen en cualquier parte, no solo al jugar con la alfombra, también en el parque o en cualquier otro lugar.