Un entorno amigable y cómodo, sin el estrés de los cheniles, con muebles como en una casa... Un buen número de protectoras en EEUU utilizan esta herramienta tan interesante a la vez que eficaz para ayudar a sus perros a sentirse mejor y a tener más opciones de ser adoptados: se conoce como el "Real life room", o el "Cuarto del mundo real".
La idea, normalmente, es que se parezca al salón de una casa. No tiene porqué ser excesivamente costoso siempre que la protectora tenga espacio para ello, claro, eso es lo crucial: hay quien ha transformado un pequeño almacén en este Cuarto del Mundo Real.
Las protectoras con más recursos incluso tienen varios cuartos del mundo real: dormitorio, salón...
¿Para qué sirven estos cuartos? Pues tienen, como podréis intuir, muchas ventajas: ahí los perros pueden pasar un rato en un entorno libre de estrés, en un lugar donde pueden estar más a gusto que en su chenil, sin ladridos o ruidos, con una luz menos agresiva...
También es útil para que algunos canes puedan irse familiarizando con lo que podría ser un hogar normal y les puedan enseñar a interactuar de forma correcta con objetos y elementos de una casa, para que no cojan cosas que no deben, incluyendo comida de encima de la mesa, para que no se suban donde no deben...
En el caso de perros adultos o mayores que hayan pasado mucho tiempo en un hogar antes de llegar a la protectora, poder pasar un rato en un espacio así contribuye a que se encuentren algo mejor: incluso podrían dormir ahí para reducir su nivel de estrés.
Y lo que no cabe duda es que todo lo que contribuya a rebajar el nivel de estrés de los perros es beneficioso, tanto para su salud mental como para su salud física.
En la ASPCA, por ejemplo, han redecorado su "Cuarto del Mundo Real" para intentar que sea aún más agradable y útil. Y han contado con una conocida decoradora para ello:
En la Toledo Area Humane Society, cuya foto encabeza este texto, tienen claros los beneficios más importantes de este espacio: ahí es más fácil evaluar la personalidad del can y los adoptantes potenciales también están más a gusto, lo que sin duda contribuye considerablemente a fomentar las adopciones.
Otra ventaja: cuando viene gente a la protectora en busca de algún perro al que adoptar, si pueden conocerlo en ese cuarto la experiencia es infinitamente más positiva que si lo encontraran en un chenil, tanto por el entorno como por la actitud del can, que estará más tranquilo.
Mirad este caso real, el de Juliet: en su chenil se pone demasiado nerviosa cuando recibe visitas pero en cambio en el cuarto del mundo real... parece otra perra.
Y por último, este cuarto puede ayudar a los voluntarios de la protectora a determinar si un perro abandonado ha conocido antes lo que es vivir en una casa, les da más pistas e información útil para futuros adoptantes.