White God, la película que triunfó en Cannes y de la quetanto hemos hablado, se estrena en España este viernes, el 19 de junio. Ayer hubo un pase y por fin pudimos verla, junto con Melisa, Celia & Rubén (Pepito & Co), Loli (Gudog)... Es espectacular en muchos sentidos, no es ni mucho menos redonda, pero contiene imágenes impactantes y bellas, es interesante, rabiosa y triste: también hay que decirlo, no es para almas perrunamente sensibles. White God es un cuento sobre cómo la maldad (humana) corrompe la inocencia y la bondad (perrunas). Una película sobre amistades y venganzas, sobre humanos sin alma y perros a los que tratan de arrebatar la suya.
Lo primero es lo primero: ¡Pedazo de actores perrunos! Qué miradas, qué expresiones y qué manera tan creíble de mostrar afecto, camaradería, temor y, también, odio irrefrenable.
200 perros juntos, ya sabéis, la gran mayoría de protectoras y todos ellos actuando como si hubieran nacido para esos primeros planos.
Me gustó mucho lo que dijo el director de la peli: "trabajar con perros es una experiencia fascinante. Al ver 200 perros correr junto a seres humanos, me sorprendió la belleza de ambas razas, una junto a otra". Fue como una terapia, los humanos se hicieron algo más perros y los perros algo más humanos.
Impresiona, seas humano o seas perro. Y desde luego los canes se zampan la pantalla, ellos son los que nos cuentan, sin palabras, la historia que interesa en White God. La historia de cómo los humanos no saben apreciar a los perros, de cómo nos utilizan y maltratan como si fuéramos bestias a su servicio.
Se merecen el Oscar de hueso, el único que nos podría interesa a los canes.
Tanto Hagen, el prota (al que, por cierto, me ha soplado mi humana, encarnan dos hermanos, Luke y Body) como el genial sosias de Uggie, el imparable can chiquitín que se convierte en el mejor aliado de Hagen, protagonizan los momentos más divertidos y dramáticos de White God.
Los bípedos no tienen nada que hacer a su lado. Bueno, sí, se dedican a machacar a los perros.
Y es que White God, queridos humanos, no es para almas perrunamente sensibles: a los perros los persiguen y dan caza, les enseñan y obligan a pelear aunque no quieran, a palos, les muestran lo peor del comportamiento de los bípedos hasta que ellos, los canes, no pueden soportarlo más y se rebelan.
Hay incontables escenas que como perro te harían aullar de miedo y de rabia, otras que te harían esconderte en algún rincón oscuro, también unas cuantas que te hacen aullar de felicidad: esas carreras en manada a través de la ciudad desierta, esos momentos de camaradería entre canes...
Los perros en White God no se comportan como perros, se comportan como humanos porque sólo un bípedo es capaz de planear y ejecutar una venganza así. No porque sean más inteligentes, qué va, sino porque son menos nobles.
PD: Yo no quiero entender el final, para no hacer un enorme spoiler canino no diré nada más, sólo que guau... a mí también me dejaron ver El Planeta de Los Simios.
Es como si El Señor de las Moscas lo protagonizaran unos canes enajenados. Claro que eso no sería siquiera posible porque, como dicen en los anuncios contra el abandono, ellos nunca lo harían.
White God da que pensar. No es, ni mucho menos, una peli redonda o perfecta, tampoco refleja con realismo el comportamiento perruno: es más un cuento, una metáfora interesante que ofrece escenas de una belleza apocalíptica.
Desde El planeta de los Simios a Colmillo Blanco, Los Pájaros o incluso El Flautista de Hamelín planean por esta historia que se puede, lógicamente, interpretar de muchas maneras; a mí me habla de nuestra responsabilidad hacia los perros, hacia los que son más débiles y diferentes, esos mestizos que en la película -como en la realidad- muchas veces nadie quiere.
En White God los humanos incumplen su contrato con los perros, les enseñan a palos lo que es la violencia, les retiran su cariño y su atención. Y los perros, como siempre han hecho, aprenden de los humanos: descubren que pueden ser violentos y vengativos. En White God sucede algo impensable: se rompe el vínculo que une a perros y humanos desde hace una eternidad.
Por eso estoy de acuerdo con Colega, los perros en esta película no actúan como canes sino como humanos. Los perros nunca serían capaces de hacer lo que hacen en White God. Sólo un humano es capaz de convertirse en una "bestia".
PD Curioso que en una película así también cometan el "pecado"de matar a un perro de forma gratuita, para buscar la lágrima fácil del espectador. No diré más, seguro que os acordáis cuando veáis la escena...