Irgo ha vivido una aventura singular y con final feliz, pero una aventura que su familia, sin duda, preferiría haberse y haberle ahorrado. Y de nuevo, la culpa la tiene United Airlines, la misma línea aérea que esta semana ha protagonizado un trágico suceso que causó la muerte de un cachorro, el bulldog francés Kokito.
Irgo, un Pastor Alemán de 10 años que fue adoptado cuando tenía unos 4 años, subió al avión junto a su familia -pero, en la bodega, obviamente. Tenía que volar de Portland a Kansas City pero en vez de eso, por error, al llegar a Denver, puesto que no era un vuelo directo, al perro lo subieron en un vuelo a... ¡Japón!.
Sip, y lo peor es que no se dieron cuenta. Cuando su familia fue a por Irgo se encontraron con un Gran Danés. Igualito. Además, Uninted Airlines no pudo confirmar que el perro estuviera en un avión con destino a Japón hasta el día siguiente, cuando el avión aterrizó:la familia pasó una noche infernal sin saber dónde estaba su perro.
Tras el drama de Kokito, United Airlines -la línea aérea que acumula más muertes de perros a bordo de sus aviones en los últimos tres años- no tuvo más remedio que arreglar el desaguisado sin tener en cuenta el coste. Utilizaron el jet privado de la compañía para traer a Irgo de vuelta a casa porque su familia les exigió que no volvieran a meter a su perro en la bodega de uno de sus aviones.
Aquí podéis ver la felicidad de unos y otros al reencontrarse.
La historia ha acaparado la atención de los medios en todo el mundo, como es lógico, especialmente tras la muerte de Kokito.
En este caso, final feliz tras una noche de angustia pero lo sucedido vuelve a poner el foco sobre la falta de seguridad y la falta de control cuando nuestros perros suben a un avión, sea en EEUU o en Europa. Es imprescindible que todas las líneas aéreas se rijan por protocolos claros y eficaces y, sobre todo, seguros, en lo que respecta a los animales.
