A Coconut la rescató la ASPCA junto con otros 150 perros que estaban en una granja de cachorros. Muchos de esos canes lograron encontrar un hogar rápidamente pero era inviable plantear una adopción en el caso de Coconut: la perra estaba aterrorizada, ni siquiera permitía que la tocaran... posiblemente nunca en su vida había sabído lo que era el contacto humano, menos aún el cariño de un humano. De no ser por la ASPCA su destino hubiera sido muy negro pero esta organización tiene un centro de rehabilitación en New Jersey, un lugar en el que trabajan con perros reactivos, canes que necesitan ayuda antes de poder ser dados en adopción.
La transformación de Coconut es fuente de esperanza, una muestra más de la enorme capacidad de recuperación de los perros, de su espíritu y de su capacidad para querer y ser queridos.
El vídeo en el que muestran todo el proceso, en sólo un par de meses, es, de verdad, impresionante. Es brutal ver el estado en el que se encontraba la pobre perra, como el mero hecho de sentir el roce de una mano en su lomo hacía que se revolviera... Y cómo poco a poco Coconut se va relajando, empieza a comprender que ya no tiene nada que temer.
Ha sido adoptada y vive rodeada de cariño, con una familia que la adora.
Y es también importante recalcar que la ASPCA analiza con rigor las técnicas que sí funcionan, las que realmente ayuda a estos perros, para poder compartir esa información con otras asociaciones y que así el trabajo que ellos desarrollan en el centro tenga efectos colaterales y permita ayudar a más perros traumatizados.