Hay que ver la suerte que ha tenido esta pequeña perra. Estaba agazapada, visiblemente aterrorizada, en mitad de una autopista cuando un hombre se percató de su presencia y en vez de olvidarse de ella y seguir su camino como el resto de conductores, él se paró.
Parece que alguien abandonó a la perra ahí, en una autopista de Bucarest, un lugar donde lo más fácil es que muriera atropellada, con riesgo además de que pudiera causar algún accidente grave.
Pero el destino quiso que Ovidiu Rosu, un veterinario que de hecho trabaja en rescates de todo tipo de animales, pasara por allí y decidiera hacer algo para ayudar al can.
Su temor, claro, era asustar a la perra y que ella saliera corriendo: hay unos segundos en los que se congela la respiración mientras él va avanzando...
Ahora ella está a salvo y tiene nuevo nombre. Se llama Beta. Y ahora, con ayuda de Red Panda Romania, le están buscando un buen hogar a la pequeña Beta.