El anterior dueño de Sheba vivía, probablemente, en la calle. No saben mucho sobre él, solo saben que quería a su perra. Ella se había metido en una pelea y había recibido un mordisco. Él había intentado curarla pero su pata se había infectado y él no tenía recursos para cuidar de Sheba... Decidió hacer lo mejor para la perra, la llevó a una protectora y allí se agachó, le dijo que la quería, y la dejó. En buenas manos.
Ellos han compartido la historia de cómo Sheba se convirtió en Gracie, con agradecimiento al gesto de ese hombre que entendió que lo mejor que podía hacer por su perra era, justamente, dejarla con los que podían darle los cuidados que necesitaba.
Ahora, pese a que tiene solo tres patas porque tuvieron que amputarle una debido a la infección, es feliz de nuevo. Ella no sabe que tiene una presunta discapacidad, corre y juega veloz. Vive querida con su familia.