Esta historia es surrealista, un entuerto canino de primera, una comedia perruna en toda regla que seguramente no nos creeríamos si lo viéramos en una película pero ha sucedido en la vida real.
Resulta que una familia de Virginia, EEUU, fue capaz de recoger a una perra de la guardería canina y convivir con ella sin darse cuenta de que... ¡era otra Golden Retriever diferente, no era su perra!
¿Os imagináis? ¿Alguna vez habéis visto a algún can que pudiera ser el doble del vuestro? ¿Pensáis que podríais no reconocer a vuestra propia perra? ¡Contadnos en comentarios!
Ehmi es una Golden jovenzuela que suele pasar por la guardería canina con frecuencia y allí, a veces, también la acicalan y le cortan un poco el pelo.
Esto sucedió recientemente y entonces uno de sus jóvenes humanos fue a por ella y se la llevó a casa. Bueno, casi, se llevó a casa una perra pero no era su perra: en la guarde se confundieron y le dieron a otra Golden Retriever.
Una vez en casa, nadie de la familia se dio cuenta del error. Es decir, ninguna persona porque los gatos de la familia estaban todos alterados y recibieron a esa extraña de muy malos modos. Posteriormente hubo más cosas raras, como que la perra no saludara feliz a un vecino al que tiene mucho cariño o que le diera por repartir besos en la cara, algo que Ehmi nunca hace.
Total, que pensando que Ehmi estaba enferma pero empezando a sospechar que había algo raro, al día siguiente decidieron llevarla al veterinario y ahí fue donde el entuerto se resolvió cuando leyeron su chip. No era Ehmi sino Maddy.
La familia está convencida de que ambas perras tienen que estar relacionadas genéticamente porque son muy parecidas físicamente y por eso mismo van a hacerles un test de ADN.
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