Una casa con corazón, así se llama este pequeño oásis para los canes ancianos, una casa particular reconvertida en un santuario para perros viejitos: aquí, gracias a un grupo de gente que se desvive por ellos y a los donativos de muchas otras personas, reciben todo el cariño y los cuidados que pueden necesitar hasta el final de su vida.
"Es el final pero es un final feliz", así define Sher Polvinale -la responsable de House with a Heart- lo que ella y los voluntarios que la ayudan logran por todos los canes que pasan a formar parte de esta gran familia.
No son muchos, entre 20 y 30 perros, pero así pueden atenderlos bien. Aquí reciben todos los cuidados que necesitan: alimentos, medicinas, paseos y muchos mimos, todos los días, hasta el final de sus días.
Una labor realmente encomiable e impresionante la que llevan a cabo en esta casa.