El año pasado, justo antes de Navidad, una Husky llamada Koda decidió irse sola a correr aventuras en el bosque cercano a su casa, en Manitoba, Canadá. Rachel, su humana, la estuvo buscando pero no dio con ella: confiaba en que regresaría sola a casa, como siempre. Y así fue, a los dos días, apareció, sana y salva, como si nada.
Hemos compartido muchas historias de "amistades improbables" entre perros y otros animales pero esta amistad en concreto tiene algo de mágico, quizá porque ha sido captada por unas cámaras de rastreo, sin intervención humana.
Y es que sabiendo que uno de sus vecinos tenía cámaras de ese tipo instaladas en la zona, pasado un tiempo a Rachel se le ocurrió pedirle a ver si podían echar un ojo a las imágenes por si aparecía Koda y lograban ver qué había estado haciendo la perra.
Y vaya si lo vieron... es alucinante.
La perra había entablado una amistad inesperada con un ciervo: los dos se hicieron compañía, e incluso durmieron juntos.
¿No es de una belleza que quita el aliento?