Peggy es una boder collie que fue entregada en una protectora con ocho años porque se había quedado sorda y ya no podía trabajar, ya no podía pastorear ovejas. Pero tuvo la inmensa suerte de que llegó a la RSPCA en Navidad y como no había sitio en los cheniles, se fue directamente a casa de Chloe Shorten, la gerente de bienestar animal en esta protectora.
Shorten pensaba quedarse con Peggy solo una breve temporada pero rápidamente aceptaron que iban a ser una casa de acogida fallida: ella y su pareja se enamoraron de la perra, que encajó perfectamente con el resto de sus animales.
Como buena border collie era evidente que ella quería trabajar y dado que el marido de Shorten es pastor, decidieron tratar de entrenarla utilizando la lengua de signos.
La pareja entrenó a Peggy con la ayuda de un entrenador de perros pastores en un entorno seguro y sus otros dos perros pastores, Sid y Nora, también ayudaron.
"Comenzamos enseñándole a mirarnos en busca de señales con las manos. Usamos refuerzo repetitivo y positivo y, en lugar de emparejar un comando verbal con una acción, usamos un gesto físico con la mano".
"Ella lee nuestras señales con las manos y el lenguaje corporal como una forma de saber lo que estamos pidiendo. Por ejemplo, el pulgar hacia arriba significa 'buena chica'".
Peggy está retirada y solo pastorea de vez en cuando, pero así puede disfrutar haciendo algo que a ella le apasiona, dado que esta raza fue criada justamente para ello.
Y, como bien dice Shorten en el anterior vídeo, ella espera que esta historia anime a más personas a dar una oportunidad a cualquier animal que pueda tener una discapacidad: Peggy es tremendamente feliz y puede tener una vida plena, incluso pastoreando ovejas, por mucho que esté sorda.
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