Buddy es un locuelo cariñoso e imparable, un Pit Bull con un sexto sentido para localizar a los mejores humanos del mundo. El estaba en la calle buscándose la vida cuando un día de pronto vio la puerta de un coche abierta y zas, se lanzó al interior de su nueva vida con ganas. Allí, moviendo el rabillo, no había forma de bajarle, él lo tenía claro de alguna manera, ya estaba en casa. Lo fácil hubiera sido que esas personas le bajaran de su coche de mala manera pero no fue así.
Sin duda había encontrado a su mejor familia posible aunque, cómo veréis, su adopción incluyó un buen susto porque tres semanas después, Buddy se perdió:
Qué gran suerte ha tenido este lindo can de trufa extra besable. Podéis seguir sus nuevas aventuras en instagram: