Nadie sabe, nadie nunca sabrá con toda probabilidad como llegó este perro a estar nadando, solo, en medio del mar frente a la costa de Belice. Allí tuvo la inmensa fortuna de ser visto por un grupo de turistas que iban a hacer submarinismo en la zona. No lo dudaron, por supuesto, en cuanto se percataron que lo que inicialmente pensaron que era un pájaro era, en realidad, un can que trataba de mantenerse a flote, saltaron al agua para rescatarlo.
El pobre perro tardó dos horas en recuperarse de su odisea, no paraba de temblar. Para cuando llegaron a tierra les había robado el corazón y aunque inicialmente pensaron llamarle Salty (Salado) o Neptuno al final el nombre elegido fue apropiadamente Lucky, Afortunado.
Llevaron al can a la protectora local que puso carteles por todos lados tratando de localizar a un posible dueño... Entre tanto, le encontraron una casa de acogida donde en un par de días Lucky estaba tan pancho y tan feliz, totalmente recuperado de su pesadilla en el océano.
Corrieron la voz por todos lados por si alguien le estaba buscando pero nadie reclamó al perro. De nuevo afortunado, no ha tenido que esperar para encontrar una buena familia a la que hacer feliz.
Bob Bozarth y Brian Johnson, una pareja de Seattle que formaba parte del mismo grupo de turistas que rescató al can, se había enamorado de él nada más verle así que en cuanto fue posible, ellos lo hicieron oficial; han adoptado a Lucky. El can pronto viajará desde Belice a EEUU para emprender su nueva vida con ellos.