Se quedó paralítico y su familia no tenía recursos para cuidar de él. Pasaba los días en su jaula-transportín y estaba cada vez más débil. Hasta que llamaron a una protectora para pedir ayuda urgente: ellos no querían que el perro siguiera sufriendo, si no podían hacerse cargo, el can sería sacrificado al día siguiente. Millie, una voluntaria de Mile High Dachshunds Rescue, no lo dudó, se metió en el coche y fue de inmediato a recoger a Dipper.
El pequeño salchicha estaba muy enfermo: no estaba claro si lograría sobrevivir porque además de haberse quedado paralítico tenía dirofilariosis, la enfermedad del gusano del corazón.
Kelly y su pareja, Ben, cuidaron y mimaron a Dipper durante un par de meses y entonces, cuando empezó a encontrarse mejor, por fin surgió su verdadera personalidad...
Ya lo veréis: es imparable y solo derrocha energía feliz. O, como dice Kelly, un insaciable amor por la vida que a ellos les inspira cada día.
Por eso ella lo tiene claro, no es que quiera ser la persona que su perro cree que es, ella quiere ser como su perro.
Desde su cuenta de instagram muestran las felicidades cotidianas de Dipper y también, por supuesto, siguen animando a otras personas a adoptar.
Cuánta suerte ha tenido este salchicha locuelo...