La foto es realmente brutal: una familia se mudó y dejó tras de sí todo lo que no necesitaban: un colchón, una lámpara, trastos varios... y a su perro. A un pit bull que se quedó echado ahí, junto a esos enseres, esperando a los que ya no iban a volver. Los vecinos contactaron con diversas asociaciones hasta que por fin un hombre, tras ver esa demoledora imagen, decidió intervenir y hacerse cargo de Boo, como se llama el can.
Mike Diesel, responsable de Detroit Youth and Dog Rescue, se acercó hasta el lugar donde estaba Boo: pasó horas y horas con él, dándole comida y hablándole, para que ganarse su confianza hasta poder llevarse al perro.
Fueron directamente al veterinario donde han descubierto que Boo tiene filariosis -gusano del corazón- así que tiene que ser tratado antes de que puedan buscarle un nuevo hogar.
El perro, ya lo véis en el vídeo, no puede ser más cariñoso ahora que ya intuye que está a salvo.
En facebook seguirán compartiendo las novedades sobre Boo, ¡esperemos que pronto pueda ser adoptado!