Como parte de un proyecto piloto, investigadores veterinarios de la Universidad de Liverpool han creado y probado un Labrador de realidad virtual al que han llamado DAVE (Dog Assisted Virtual Environment / Entorno Virtual Asistido por un Perro) que permite explorar de manera segura si las personas son capaces de reconocer e interpretar correctamente el lenguaje de los canes así como los signos de estrés y de agresión.
Este modelo sería -a juzgar por las conclusiones de este interesante aunque limitado estudio- una pieza útil en entornos educacionales, para enseñar a las personas a comprender el lenguaje canino y evitar así situaciones de riesgo, puesto que los canes suelen indicar de manera sutil y también de manera más evidente cuando están incómodos, así como en terapias a personas con fobia a los perros.
Las mordeduras de perros son un problema de salud pública cada vez mayor, recalcan desde la Universidad de Liverpool: según sus datos, las tasas de hospitalización de adultos por mordeduras de perros se triplicaron en Inglaterra entre 1998 y 2018.
Esos sucesos pueden, además, causar traumas a las personas y conducir a lo que se conoce como cinofobia, el pánico a los perros.
De ahí la importancia de tratar de comprender bien las causas y analizar las interacciones entre personas y perros: para poder prevenir esos incidentes es necesario conocer la capacidad de las personas para interpretar las señales de agresión canina y, evidentemente, la investigación con perros reales no es viable.
Ahí es donde entra en acción DAVE, (Dog Assisted Virtual Environment).
El objetivo del estudio era realizar una prueba piloto de un modelo canino de realidad virtual y comprobar si el perro era lo suficientemente creíble y ver cómo reaccionaban las personas ante sus comportamientos.
Se diseñó al perro de modo que pudiera mostrar varios tipos de comportamientos, incluyendo agresivos: para ello se apoyaron en etólogos y expertos en comportamiento.
Dieciséis estudiantes universitarios fueron reclutados para poner a prueba sus reacciones a DAVE: fueron mostrándoles diferentes versiones del can, acostado, de pie, moviendo la cola, olfateando el suelo, lamiéndose los labios, bostezando, levantando una pata, girando la cabeza, agachando la cabeza, mostrando los dientes...
Algunos de estos comportamientos forman parte de una herramienta indispensable, la "Escalera de agresión canina", que muestra la progresión que puede seguir un can cuando se siente incómodo y no quiere que se le acerque.
El equipo preguntó a los participantes si reconocían y entendían esos gestos y también midieron sus reacciones ante cada uno de ellos.
Los participantesparecieron percibir al perro como realista y se comportaron e interactuaron con el modelo canino de una manera que podría esperarse durante una interacción con un perro real.
En general, los participantes se acercaron significativamente al perro no reactivo en comparación con el perro agresivo.
Aún así, tres de los participantes se acercaron tanto al perro agresivo como para haber recibido un mordisco -si hubiera sido real.
Para los investigadores, los resultados son prometedores para el posible uso futuro de la realidad virtual en la investigación del comportamiento (es decir, las interacciones entre humanos y perros), la educación (es decir, la seguridad con los perros) y el tratamiento psicológico (por ejemplo, el tratamiento de la fobia a los perros).
El modelo fue desarrollado en colaboración con el Centro de Ingeniería Virtual (VEC) de la Universidad y apoyado y financiado por la protectora Dogs Trust.
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