Shane Godfrey encontró a un cachorrote abandonado en la puerta de su casa y lo adoptó. Willie se convirtió en su compañero habitual y constante hasta que hace poco y a su pesar tuvieron que separarse: Godfrey enfermó, una gripe acabó convirtiéndose en neumonía y tuvo que ser hospitalizado.
Una vez ingresado su salud continuó empeorando, tuvo fallo renal y encefalitis, hasta tal punto que temieron por su vida. Pero se recuperó, tras cinco semanas y habiendo perdido más de 22 kilos.
Durante todo este tiempo Willie había estado con la hermana de Godfrey, que vive justo al lado. En cuando le dieron el alta a Godfrey y estaba ya instalado en el jardín de su casa, su hermana trajo al perro.
Captaron en vídeo el momento en de su reencuentro: un instante tan emotivo como perrunamente interesante.Willie, claramente, no reconoce a esa persona tan delgada y rara que le llama...incluso ladra, como asustado. Hasta que se acerca lo suficiente como para poder olerle.
¡Ese momento es una verdadera pasada! Cambia todo el cuerpo del perro, entonces sí, entonces se desata su felicidad, porque es a través del olor y no de la vista cuando reconoce a su humano.
No en vano la ciencia ha demostrado que el olor favorito para cualquier perro es... el del ser humano con el que comparte su vida.
Han pasado los años desde ese reencuentro tan increíble pero, por fortuna para ambos, Willie sigue pegado a Shane :-)
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