Este vídeo es como un pequeño documental de naturaleza o como una peli de Disney en versión real: hay ciervos y cervatillos, gatos y perros. Y un humano bondadoso y listo. Una historia con "final" feliz que emociona a muchos niveles. La historia, ya veréis, comienza con dulzura pero también con dureza: selección natural en estado puro.
Una cierva pare en el jardín de Darius Sasnauskas, un hombre que vive junto al Parque Nacional de Yellowstone.
Tiene dos cervatillos pero una nace con algún problema en su pata. La madre empieza a andar, seguida a duras penas por sus bebés... La que ha nacido coja, no puede andar a ese ritmo y se tumba en la hierba. Su madre la deja atrás.
Ahí es cuando interviene el humano bondadoso y listo: comenta que es contrario a adoptar animales salvajes pero en este caso si no acoge al cervatillo, no podrá sobrevivir: en las cercanías hay osos y lobos y otros posibles depredadores.
En el vídeo -que por razones obvias ha sido reproducido en poco tiempo millones de veces- podéis ver cómo cuidan de esa bebé ciervo y como los animales de la casa -perros y gatos- se adaptan a su llegada. Digamos que los gatos son pelín más pasotas que los canes.
Fabuloso cómo es adoptada por Mack, un bellezón de Boyero de Berna. Y también fabuloso el cuidado que recibe por parte de ese humano que sabe que nada podrá sustituir a su madre. Y una vez que esa cervatilla está recuperada, él decide tratar de localizar a la cierva...
Y sí, como comenta en el texto que acompaña al vídeo, han vuelto a ver a la cierva y a sus cervatillos después, siguen en la zona, toda la familia junta. Aquí los tenéis, un año después del rescate: