La pesadilla ha durado tres semanas. Tres interminables semanas en las que Paula Rodriguez no sabía si su perra, Maia, estaba viva o muerta, si algún día podría volver a tenerla en sus brazos.
Todo comenzó cuando esta joven hizo escala en el aeropuerto de Atlanta camino a San Francisco: ahí le dijeron que su visado no era correcto y que tendría que regresar a su país, a República Dominicana. En ese momento la separaron de Maia, una mestiza de Chihuahua de seis años, porque la perra no podía estar en el centro de detención al que llevaron a Paula hasta poder embarcar de nuevo.
A la mañana siguiente, obligaron a Paula a coger el avión sin su perra, nadie sabía donde estaba. Delta tardó varios días en explicarle que Maia había roto su transportín y se había escapado en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Atlanta.
Dado que el aeropuerto de Atlanta es uno de los más transitados del mundo, la preocupación de Paula era máxima. Su hermana incluso creó una página para recaudar fondos e invertirlos en la búsqueda de Maia dado que no confiaban para nada en los esfuerzos de Delta puesto que pasadas dos semanas la línea aérea les indicó que no seguirían buscando activamente a la perra.
Los esfuerzos de Paula sí surtieron efecto, un empleado de Fedex vio los carteles que habían colocado por todos lados con la foto de la perra y el pasado sábado de pronto se topó con Maia.
Su alegría y alivio al recibir la noticia han tenido que ser épicos: después de tres semanas perdida por fin se ha localizado a la pobre perrina, que habrá pasado miedo y hambre pero que se encontraba bien cuando la encontraron.
La madre de Paula fue quien acudió de inmediato al aeropuerto para hacerse cargo de la perra y poder llevarla de vuelta a casa.
Y ya está de nuevo, ¡en brazos de su humana!
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