PETA tiene casi tantos detractores como seguidores: algunas de sus políticas y su opacidad son duramente criticadas pero también es cierto que logran victorias importantes (por ejemplo, gracias a ellos se ha cerrado una granja atroz donde 150 galgos donaban sangre en condiciones penosas). La organización es conocida por buscar la polémica: lanzan controvertidas campañas en prensa para captar la atención de más gente, sus anuncios eran vídeos virales antes de que ese concepto fuera algo cotidiano.
Hay spots que fomentan la adopción desde el humor, otros buscan tocar la fibra sensible, incluso dar pena... Mostrar un primer plano de los ojos tristes de un cachorro tras los barrotes de un chenil o ver a ese mismo perro jugando y mostrándose feliz, ¿qué estrategia es más acertada?
En el caso de PETA parece que optan por la culpabilidad, sus anuncios son tan bestias como chocantes y previsiblemente no dejarán indiferente a nadie.No se ve ni sangre ni vísceras, no hace falta, el mensaje es aún más duro y demoledor.
La gran duda es si algo así funciona. El hecho de que sea efectista no quiere decir que sea efectivo, ¿o sí?
¿Creéis que alguien que esté pensando comprar un perro dejaría de hacerlo al ver estas imágenes? ¿O les resultarán demasiado duras y por tanto las ignorarán?
PETA parece pensar que es una buena estrategia porque el concepto ya lo utilizaron años atrás, en 2008