La experimentación con animales es una realidad que la mayoría prefiere obviar. Hasta que estalla un caso como el horror de Vivotecnia, el laboratorio de Madriddonde una investigación encubierta ha aportado pruebas sobre técnicas espantosas y malas prácticas que infligen aún más sufrimiento a los animales a los que maltratan y sacrifican.
Ha sucedido, como sabéis, en Madrid: es un caso que aún no se ha resuelto, la Comunidad de Madrid ha elegido no intervenir pese a las movilizaciones masivas y el escándalo público generado ante ese trato cruel y brutal. Sorprendentemente, la jueza encargada de la investigación ha denegado el decomiso de los animales(130 Beagles, 700 ratas y ratones, 54 conejos). Dos meses después de que Cruelty Free revelara ese drama, los animales siguen dentro de Vivotecnia.
En EEUU algo está a punto de cambiar, según explican desde la Humane Society, una de las impulsoras de Teddy's Law, una nueva normativa cuyo objetivo es fomentar al máximo las adopciones de perros y gatos que hayan participado en algún experimento y, en paralelo, lograr que esas empresas ofrezcan anualmente información sobre el número de perros y gatos que utilizan, los que dan en adopción y los que sacrifican de manera ética.
Esta nueva norma, que debería ser aprobada próximamente, surge tras la masiva reacción de rechazo desatada por una investigación llevada a cabo por la Humane Society. Una investigación que no reveló -como en Vivotecnia- un maltrato generalizado y totalmente gratuito, pero sí demostró que 36 perros estaban sufriendo (y muriendo) innecesariamente porque estaban participando en experimentos sobre el efecto de unos pesticidas en los que no tendrían porqué usar animales.
Perros como Harvey, que encabeza este texto: a él le estaban dando mimos... antes de sacrificarlo.
Teddy, sin embargo, tuvo mejor suerte. Él y otra treintena de Beagles sí salieron de ese laboratorio y fueron adoptados gracias a la investigación de la Humane Society y la movilización posterior.
Todos ellos viven en familia ahora y Teddy ha "prestado" su nombre a la ley que busca conseguir que su historia se repita muchas veces, para que muchos más perros y gatos puedan encontrar una familia y vivir tras sufrir ese horror de ser utilizados por los laboratorios.
En resumen, en EEUU una investigación encubierta ha sido el detonante para un cambio real: miles de personas se involucraron y han impulsado una nueva normativa que permitirá a cientos de perros ser adoptados (solo en Michigan calculan que desde 2019, cuanto estalló este caso, han utilizado 800 perros y 200 gatos en los laboratorios).
En Madrid, en España, una investigación encubierta ha revelado horrores mucho mayores, crueldades gratuitas y macabras, y por ahora -pese a las movilizaciones y los artículos en prensa- aquí no ha pasado nada.
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