A veces se dice de broma, a veces resulta evidente y la publicidad, sin duda, también se ha hecho eco del asunto para llamar nuestra atención (consiguiéndolo, claro)... ¿nos parecemos a nuestros canes?
A veces se dice de broma, a veces resulta evidente y la publicidad, sin duda, también se ha hecho eco del asunto para llamar nuestra atención (consiguiéndolo, claro)... ¿nos parecemos a nuestros canes?
Sadahiko Nakajima, un investigador de la universidad japonesa de Kwansei Gakuin University in Japan, ha llevado a cabo un estudio para intentar descubrir porqué normalmente es fácil jugar a las parejas con humanos y perros.
Según cuentan en Slate,Nakajima ya había desarrollado varios tests demostrando justamente eso, que ante las fotos de diversos humanos y diversos perros, la probabilidad de que sean correctamente emparejados es alta.
Para su nuevo proyecto retrataron a 20 hombres y 20 mujeres, todos ellos dueños de canes. Y también retrataron a los 40 perros, de diferentes razas (desde Yorkies a Golden Retrievers pasando por un Pastor Belga de Tervuren). Todas las fotos fueron tomadas desde el mismo ángulo, sin mostrar ningún detalle más allá de la cara y los hombros.
Entonces las colocaron en paneles para el experimento: en un panel había 20 pares de fotos, de humanos con su can bien emparejados. En la otra, otras 20 parejas, al azar.
¿En qué consistió el experimento?
Presentaron a un grupo de 502 estudiantes diferentes variantes de los dos paneles. Tenían que elegir las parejas que se parecieran con fotos que habían sido "retocadas" para complicar la cuestión:
a) Sin máscara
b) Los ojos del humano están tapados
c) La boca del humano está tapada
d) Los ojos del can están tapados
3) Sólo se ven los ojos del humano y del perro, nada más.
¿El resultado? Ciertamente interesante
Un 80% de aciertos al ver las fotos sin ninguna máscara. Reiterando lo que ya había comprobado el japonés, es fácil -tan sólo a través de la apariencia física- emparejar a un humano con su perro.
Ante las fotos en las que los humanos o los canes tenían los ojos tapados el asunto cambió por completo: ahí los aciertos fueron infinitamente menores, 50%, es decir estadísticamente irrelevantes.
Ante las fotos en las que la boca estaba tapada, sea la del humano o la del perro, los aciertos se redujeron a 73%
Sin embargo, ante la foto en la que sólo se veían los ojos del perro y del humano...
¡Un 74% de aciertos!
Es decir, lo que más parece afectar a nuestro "emparejamiento" con nuestros canes es la mirada.
Los siguientes experimentos de Nakajima seguro que son también fascinantes, quieren ahondar en la cuestión y despejar la duda sobre cómo acabamos pareciéndonos a nuestros perros (Vía Slate)
Podéis hacer la prueba en este vídeo, a ver si lográis identificar a las parejas perri-humanas :-)