Jim quería tanto a su perro que quería ladrar, para poder charlar con él y contarle todas sus cosas, para comunicarse a la manera perruna. Esa es la inspiración para este cortometraje perruno que es a la vez tierno, triste, emotivo y precioso: If I Could Bark, Si Pudiera Ladrar...
Jim Van Shaw se queda viudo tras 40 años junto a su mujer: sólo empieza a dejar atrás su tristeza y desolación cuando decide adoptar a Ranger, un Golden Retriever, como el perro que tuvo en su juventud, también junto a su mujer.
Y Ranger se convierte en su confidente, amigo y compañero, en su salvación, hasta el final.
Esa es la sencilla trama de este corto cuyo director, Shawn Welling, presenta como una secuela, 40 años después, de su anterior corto perruno (Si pudiera hablar).
Merece la pena verlo, con calma, hasta el final. Es triste, sí, pero contiene un mensaje precioso y está repleto de imágenes que celebran ese vínculo tan inexplicable e inquebrantable, el que se establece entre un perro y su humano. Hasta más allá de la muerte.
Aquí podéis ver el anterior corto de Shawn Welling, Si pudiera hablar.
