20 horas, 20 horas pasó un hombre llamado Bob tumbado en la nieve y sin poder moverse tras sufrir un accidente que le dejó paralizado. Sucedió por la noche, cuando nadie podía escuchar sus gritos y cuando las temperaturas eran gélidas.
La única que acudió en su ayuda fue... su perra, Kelsey, una Golden Retriever que se tumbó sobre él, dándole calor con su cuerpo y ladrando para tratar de avisar a alguien.
Así pasaron toda la noche porque nadie podía oír sus gritos: Bob vive en una granja y los vecinos están a medio kilómetro. Por la mañana, a Bob ya no le quedaban ni fuerzas ni voz pero gracias a los ladridos de Kelsey un vecino, que se acercó por casualidad a casa de Bob, descubrió lo sucedido.
Le llevaron de inmediato al hospital y, sí, pese a la gravedad, los médicos confirman que tras la operación a la que ha sido sometido y con terapia se recuperará y volverá a andar.
Kelsey incluso pudo visitarle en el hospital para seguir dándole besos. Está claro que los médicos entendieron que esta heroína perruna merecía estar cerca de su humano.