Aún hay, por desgracia, ciertos educadores que recomiendan collares eléctricos, de pinchos o de ahogo para perros que tiran al andar, para canes que ladran en exceso, para canes tienen algún comportamiento indesado... Las razones por las que no son nada recomendables las hemos desgranado en más de una ocasión... Pero como estamos en la era de Twitter y a la mayoría le cuesta leer más de dos párrafos seguidos resumimos los incontables argumentos que podríamos esgrimir en una sola frase: siempre será mejor enseñar a tu perro lo que quieres que haga en vez de utilizar el miedo y el dolor para decirle lo que no debe hacer.
Y también podemos optar por una fórmula que suele funcionar, utilizar el humor para desmontar dos mitos: que esos collares no duelen y que son efectivos.
Tal y como cuenta el prota del vídeo, tenían problemillas con su cachorro de Gran Danés. Alguien les debió de recomendar este método tan "mágico" de colocarle un collar anti-ladridos. Él decidió comprobar cómo funcionaba por sí mismo antes de colocárselo a su can.
Evidentemente, como él mismo reconoce en el texto que acompaña al vídeo, el método no funcionó. Sí... pese a comprobar que el collar tenía poco de amigable se lo colocó al perro y no sirvió para nada.
Entonces llamaron a un educador canino y éste les explicó algo básico: su perro estaba aburrido, necesitaba más ejercicio y necesitaba socializar con otros canes. Por eso ladraba tanto...
Son, de hecho, los principales y más graves problemas de los canes urbanos, según los expertos, la soledad, el aburrimiento y la falta de ejercicio.
Eso, ¡sorpresa!, sí ha funcionado: le llevan varios días a una guardería de día y le dan paseos más largos. Y adios a los métodos de castigo.
