Desde AGERAA Proyecto Hogar, con conocimiento de causa, lanzan un mensaje para tratar de evitar una nueva remesa de "juguetes rotos". Porque cada año, poco tiempo después de Navidad, las protectoras y asociaciones de todo el mundo recogen animales abandonados por sus presuntas familias. Perros que después de ser vistos como un regalo pasan a ser considerados un estorbo.
"A mucha gente le entra unas ganas irremediables de alegrarle la vida a alguien y para ello decide regalarle lo que llaman una "mascota". ¿Mascota? ¿Eso no es un muñeco que llevan los equipos deportivos a sus partidos y eventos?
En fin... Si estás pensando en adoptar un animal, para ampliar la familia y salvar una vida, cosa que nos encanta y nos parece maravillosa, debes ser muy consciente de que el animal está vivo, tiene emociones, necesidades y que también experimenta tristeza, frustración, miedo, soledad, así como alegría, bienestar y felicidad. Y que no es de usar y tirar."
La realidad es que -a diferencia del prota del vídeo, del guapo Argos- meses después de Navidad, cuando esos cachorros crecen o cuando esos perros se quedan solos y las familias vuelven a su rutina de antes, llegan los abandonos de "juguetes rotos".
"En algunos casos, se encuentran literalmente en contenedores dentro de bolsas de basura. El abandono en perreras de animales con microchip, a los que sus familias dejan ahí sin remordimiento ninguno y por causas variopintas (alergias, "malas" conductas, y cambios de domicilio...), son el pan de cada día. Esto solo indica una cosa. Que cuando adoptaron, no adquirieron el compromiso real que hace falta para aumentar la familia. Porque la familia no se abandona.
Si hay una traba en el camino permanece unida y se buscan soluciones. Esa gente que decidió un día comprar, regalar, e incluso adoptar "una mascota" hizo exactamente eso, introducir una mascota en su vida y no un ser vivo.
Hay muchas maneras de satisfacer caprichos, modas y vacíos existenciales, pero por favor nunca, nunca, tratemos de hacerlo metiendo a un pobre animal en nuestra casa. Bastante han sufrido ya como para que llenemos sus ojos de alegría por un capricho para después arrancársela de cuajo"
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