Se siguen viendo y se seguirán viendo collares de castigo, collares eléctricos, collares de ahorque y artilugios variados, de esos de los que "se han usado siempre", "no hacen realmente daño si lo pones muy bajito", "son útiles cuando se saben usar bien", "hacen menos daño al perro que tira demasiado", etc, etc, etc.
Conviene tener en cuenta que desde la entrada en vigor de la Ley de Bienestar Animal, en septiembre 2023, están prohibidos en España. La ley indica lo siguiente: "Se prohíbe el uso de cualquier herramienta de manejo que pueda causar lesiones al animal, en particular collares eléctricos, de impulsos, de castigo o de ahogo."
Lo han reiterado desde la DG Derechos de los Animales en la I Jornada Nacional Técnico-formativa para cuerpos policiales sobre bienestar de los animales: esos collares están taxatvamente prohibidos.
La única excepción, cortesía de la misma normativa, son los animales que han quedado excluídos de la protección de la ley: los perros de caza o de trabajo. Por eso mismo, sobre todo, conviene ser consciente de que son unas herramientas que hacen daño físico y emocional a los perros.
Hay alternativas más recomendables ¡y además, más eficaces!
¿Por qué están prohibidos? Una primera razón es evidente, ese tipo de collares, por mucho que los llamen de entranamiento, de adiestramiento o collares eléctricos -todo ello suena bien benévolo- hacen daño físico a los perros. Les causan lesiones.
Pueden provocar heridas en la piel (especialmente los collares con púas, claro) y lo que es aún más grave, también pueden provocar daños en la tráquea, la laringe, etc.
Pero, además, su uso está desaconsejado por lo que sucede de manera inesperada en este vídeo que alguien ha compartido porque les parece gracioso y que Dennis Wormald, veterinario y etólogo experto en temas relacionados con la ansiedad canina, ha comentado en X:
Primero, lo que sucede aquí no tiene maldita la gracia. Pero segundo, como explica Dennis, el haber recibido una descarga mientras se acercaba a esos burros puede, con gran facilidad, convertirse para este perro en un miedo atroz a esos animales.
¿Qué pasaría si tu perro con su collar eléctrico recibe una descarga cuando tú pensabas que iba a coger algo del suelo pero en ese mismo momento a su lado está pasando un niño pequeño?
Ese perro podría asociar la descarga no con la comida del suelo sino con los niños pequeños y a partir de ahí reaccionar mal.
La lista de ejemplos sería amplia, por la misma razón, no puedes controlar las asociaciones que se generan cuando haces daño a tu perro. Evidentemente si hay una "valla virtual" con la misma función, que el perro no puede atravesarla sin recibir un choque de algún tipo, puede empezar a reaccionar negativamente a estímulos de todo tipo, de las personas que pasan cerca de esa zona.
Los collares de castigo, por mucho que algunos los sigan llamando collares de entrenamiento y por mucho que digan que no hacen daño, son física y emocionalmente un peligro para los perros. Y además hay estudios que demuestran que es más eficaz enseñar a los perros de otra manera, en positivo.
Desde del GEMCA, los etólogos españoles lo explican también, incluyendo una viñeta que trata el tema desde el humor, para ver si así el mensaje cala:
Esta otra infografía de la SPCA de San Francisco resume los principales problemas de este tipo de artilugios:
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