La historia de Holiday tiene más acción y giros de guión que un blockbuster de Hollywood. Con final feliz, por supuesto. Su primer inhumano la obligó a tener camada tras camada de cachorros para venderlos, sin darle ningún cuidado veterinario ni, probablemente, cariño. Entonces fue rescatada, demostrando desde el principio sus ganas de dar y recibir mimos. Gracias a la colaboración de varias protectoras incluso pudo subir a un avión para así viajar hacia su nueva vida, desde Carolina del Norte a Nueva York, con Mr. Bones & co.
La Pit Bull rescatada que no para nunca, nunca de mover el rabillo (y el síndrome de la cola feliz)
Tuvieron que operarla varias veces y además descubrieron que Holiday tenía un grave caso de Dirofilariasis canina, gusano del corazón: con cuidados veterinarios, el cariño de sus humanos de acogida y el cariño de un primo que también estaba esperando encontrar un hogar empezó a recuperarse.
Entonces fue cuando vieron que lo de la vida en una gran ciudad le causaba cierta ansiedad a Holiday así que tuvieron una idea... ¡ponerle pijamas! La idea era que funcionaran un poco como las camisetas antiansiedad y el truco funcionó. Holiday empezó a mostrarse algo más cómoda.
Además, estaba tan guapa con sus pijamas, que llevaba a todas horas, que empezó a llamar aún más la atención.
Y entonces entró en escena la gran fotógrafa de los Pit Bull, Sophie Gamand:ella le hizo estos fabulosos retratos de Holiday y también compartió su historia en redes sociales para que la perra pudiera tener más posibilidad de encontrar un buen hogar: llevaba ya cuatro meses en su casa de acogida y querían darle un empujón al destino...
¿Quéréis saber cómo siguió esta fabulosa historia perruna?
Mirad el vídeo que le ha dedicado The Dodo :-) Verla correr como una loca feliz es una pasada. Y según cuenta Sophie Gamand, los girasoles que ella eligió para retratar a Holiday, que ahora se llama Luna, también fueron importantes.
Más de Luna a la carrera, porque esto hay que celebrarlo :-)