Cada día un nuevo caso de maltrato, uno o cientos porque aunquealgunas salvajadassí llegan a los periódicos muchos no son denunciados o sencillamente no alcanzan a ver la luz. Mientras los presuntos humanos demuestran una y otra vez lo bestias que pueden llegar a ser, los perros, los animales, nos dan lecciones a nosotros.
En la protectora donde ahora cuidan de Dwayne dicen que es el peor caso de maltrato animal que hayan visto nunca. Y pese a eso, pese a todo lo que ha sufrido hasta ahora -molido a patadas, previamente su dueño le había atado el morro con alambre; cuando lo rescataron deambulaba por las calles de Tijuana, en México, y la gente le echaba agua hirviendo para que se fuera, porque les daba asco su aspecto- el perro es un buenazo que sólo quiere que le quieran, se apoya literalmente sobre los humanos, buscando caricias, repartiendo lametazos y besos perrunos.
Dwayne, como le han llamado, tiene unos dos años y comienza ahora el camino hacia su recuperación, hacia una vida infinitamente mejor que la que dejó atrás.
En Helen Woodward Animal Center, la organización que se ha hecho cargo del perro, han prometido que así será. Con ayuda de donaciones y de los expertos que quieran colaborar, el objetivo es que su aspecto sea igual de bello que su alma.
Y la gente se está volcando, están decididos a lograr que la historia de Dwayne se convierta en una historia feliz.
Entre tanto, ya está en una casa de acogida: no querían que pasara ni una sola noche en un chenil, aunque fuera en el chenil de la protectora
No hace falta irse a EEUU para hablar de maltrato, por desgracia. Cada día hay nuevos titulares sobre salvajadas variadas: un perro ha tenido que ser sacrificado tras recibir una brutal patada, enun año ha habido 11 perros envenenados en Zaragoza y en muchas otras ciudades hay alertas por esta misma razón, acaban de condenar a un hombre en León por matar a su perro... suma y sigue.
Los peligrosos, siempre, somos los humanos. No los perros, ellos aprenden lo que les enseñamos.