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Perros y personas nos sincronizamos emocionalmente y nuestros corazones llegan a latir en sintonía

Perros y personas nos sincronizamos emocionalmente y nuestros corazones llegan a latir en sintonía

Última actualización del articulo el día 12/11/2024

Las emociones de los perros y sus personas se sincronizan y, de alguna manera, sus corazones llegan a latir en sintonía, según han comprobado en un interesante estudio de la Universidad de Jyväskylä.

Los investigadores han podido medir cómo los perros y sus personas experimentan una sincronización emocional y fisiológica cuya intensidad está relacionada con factores como la actividad física, el tipo de tarea y el vínculo emocional.

Cuando el tutor del can está relajado, su perro también lo está, y sus ritmos cardíacos y niveles de actividad se ajustan mutuamente en función de su estado emocional y de las actividades compartidas. Esto sugiere que el vínculo emocional entre perros y humanos va más allá de las conductas visibles y está profundamente conectado en el nivel fisiológico.

La relación entre un perro y su humano se basa en el apego, igual que sucede entre una madre o un padre y un niño, pero en el caso de los canes aún se conoce poco sobre los mecanismos fisiológicos que intervienen en este vínculo.

Por eso es tan interesante el nuevo estudio de la Universidad de Jyväskylä, del Departamento de Psicología y el Centro de Investigación Interdisciplinaria del Cerebro, en el que han participado 30 voluntarios junto a sus perros, de razas seleccionadas para cooperar con humanos, como perros pastores y retrievers, que muestra que la variabilidad de la frecuencia cardíaca de un perro y su humano están interconectadas durante una interacción.

La variabilidad de la frecuencia cardíaca es la variación en los intervalos de los latidos e indica el estado del sistema nervioso autónomo. Una alta variabilidad de la frecuencia cardíaca se asocia con un estado de relajación y recuperación, mientras que una baja variabilidad indica estimulación o tensión, como ocurre durante un examen o una competencia deportiva.

En este estudio, la alta variabilidad de la frecuencia cardíaca del humano se conectaba con la alta variabilidad en el perro, y viceversa. Además, los niveles de actividad física de ambos también se ajustaron entre sí durante el estudio.

Tanto la frecuencia cardíaca como el nivel de actividad estaban interconectados entre perros y humanos, pero en momentos diferentes. Durante períodos de descanso, la alta variabilidad de la frecuencia cardíaca del humano se relacionaba con una alta variabilidad en el perro. Es decir, cuando la persona estaba relajada, el perro también lo estaba.

Asimismo, los niveles de actividad entre ambos eran similares durante tareas específicas, como el juego. Aunque se sabe que la actividad física influye en la frecuencia cardíaca, las conexiones más fuertes de estas variables entre perro y persona se encontraban en situaciones diferentes y no se explican totalmente entre sí. Esto sugiere que la conexión en la variabilidad de la frecuencia cardíaca refleja la sincronía de estado emocional más que la de los niveles de actividad.

El temperamento humano se relaciona con la variabilidad de la frecuencia cardíaca del perro

El estudio también analizó diversos factores de fondo en la interconexión de la variabilidad de la frecuencia cardíaca entre el perro y su persona.

Los perros de mayor tamaño presentaban una variabilidad de frecuencia cardíaca más alta. Además, la alta variabilidad en los perros también se explicaba por la afectividad negativa del humano, un rasgo de temperamento que refleja la tendencia a preocuparse fácilmente por aspectos negativos. Este tipo de persona tiende a desarrollar un vínculo emocional fuerte con el perro, por lo que, en este estudio, los perros pastores, posiblemente, percibían una mayor sensación de seguridad con estos cuidadores.

El perro también influye en su tutor

Un hallazgo sorprendente fue que la variabilidad de la frecuencia cardíaca del humano se explicaba mejor por la del perro, incluso cuando se tomaban en cuenta el nivel de actividad y el índice de masa corporal del humano, factores conocidos por impactar la frecuencia cardíaca.

“Excepcionalmente, investigamos simultáneamente la frecuencia cardíaca y el nivel de actividad tanto de los perros como de sus cuidadores, mientras que los estudios previos se enfocaban usualmente solo en uno de los dos,” explica la investigadora principal, Miiamaaria Kujala. “Este complejo diseño de investigación brinda una mejor oportunidad para estudiar los aspectos interactivos.”

Este estudio indica que los estados emocionales de los perros y sus humanos, así como las reacciones de sus sistemas nerviosos, se adaptan parcialmente entre sí durante la interacción. Los mismos mecanismos que fortalecen el apego afectivo entre humanos también parecen apoyar la relación entre un perro y su cuidador.