La huella indeleble que deja un perro en nuestro corazón es algo que comparten y entienden todos los dueños de canes. Por eso me ha alegrado el mensaje que acabo de leer en el facebook de John Unger, un hombre al que conocen en medio mundo debido a su perro, debido a su intensa y especial amistad con su can, Schoep. Un vínculo que quedó perfectamente retratado en esta foto, única... Schoep estaba ya viejito, tenía artritis degenerativa severa, y se dormía en los brazos de John al estar flotando en el agua, olvidando sus dolores.
Gracias a esa imagen John recibió donaciones de muchos extraños, fondos que le permitieron ayudar a su can, cuidarle y hacer que su último año juntos fuera mucho más apacible y feliz; sin dolores, con la mejor calidad de vida posible.
Schoep murió con 20 años. Toda una vida juntos.
John había relatado cómo su perro le había salvado la vida, le había hecho dejar atrás la depresión y volver a disfrutar. Juntos.
Mientras recibió tratamiento John fue contándonos a todos lo feliz que estaba Schoep, sus paseos en la nieve, sus siestas, su ánimo... Y cuando murió, todos entendimos, al menos en parte, su inmenso dolor: "Respiro pero no puedo recuperar el aliento"
El duelo tras la muerte de un perro es algo individual, cada uno lo afronta a su manera y a cada persona le lleva un tiempo diferente. Olvidar es imposible.
Ha pasado más de año y medio y sólo ahora John ha sido capaz de dar el paso. Y de compartirlo con todos los que seguimos su historia.
Vuelvo a estar completo, ha dicho John en facebook,junto a este mensaje y esta foto:
"Señoras y señores, este es BEAR! (Oso)
El viaje continúa ahora junto a Bear en mi hogar, en mi corazón, en mi alma y en NUESTRAS vidas!
¡Por favor, dadle a Bear un gran saludo!
Bear tiene un año, pesa 70 libras y es un mestizo de Akita/Pastor/labrador. Soy un hombre muy feliz y estoy orgulloso de poder presentároslo. Acompañadnos mientras Bear y yo aprendemos a crecer y ayudar en los días, meses y años venideros!
Se avecinan grandes días para todos.
John."
Felices aventuras con Bear, John.
Todos los que tenemos un can nos sentimos, creo, humanos algo más completos junto a estos seres que nos acompañan cada día.