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Para evitar el estrés de los petardos en Sant Joan, un ayuntamiento cubre el gasto de la residencia canina

Para evitar el estrés de los petardos en Sant Joan, un ayuntamiento cubre el gasto de la residencia canina

Última actualización del articulo el día 19/06/2024

Son pasos aislados y pequeños avances, dirán algunos, pero todo suma y, además, son ejemplos que demuestran que sí es posible tener en cuenta el bienestar de todos, que sí es importante que las fiestas lo sean para todos, no solo para los que disfrutan con el estruendo.

Si en Terrassa apuestan por incentivar la pirotecnia de baja intensidad y por repartir productos calmantes para perros y gatos, en Castellolí han tenido otra idea: sufragar el gasto de una residencia canina alejada del centro del municipio y, por tanto, alejada de los petardos, para las familias con perros que elijan ese servicio en Sant Joan.

Consejos para calmar a los perros en épocas de petardos

La iniciativa del Ayuntamiento de Castellolí, en la provincia de Barcelona, es novedosa y -por desgracia- necesaria:

"Se trata de la primera vez que el gobierno municipal ofrece este servicio y lo hace con el objetivo de garantizar el bienestar de los perros en una noche especialmente estresante para los animales. El servicio irá dirigido exclusivamente a los vecinos y vecinas del municipio que tengan perros, cubrirá sólo el fin de semana de Sant Joan y el coste será asumido íntegramente por el Ayuntamiento.

El alcalde Joan Serra, ha querido destacar la importancia de disfrutar de la verbena: “es importante disfrutar de una verbena de Sant Joan, pero también respetando la tranquilidad de quienes la deseen y, especialmente, de los perros, que son quienes más la padecen”.

La residencia canina que acogerá a los animales será “El Perro Blanco” de Castellolí, un equipamiento que se encuentra dentro del término municipal pero alejada del núcleo, que es donde se celebrará la tradicional verbena con la hoguera de Sant Joan. En este sentido, Serra ha querido agradecer la facilidad y predisposición para hacer posible este servicio al vecino Albert Grados, propietario de El Gos Blanc.

(...)

El consistorio también hace un llamamiento a los castellolinenses para que tengan cordura a la hora de echar petardos y recuerdan que sólo se podrán tirar en los lugares y momentos habilitados."

 

Lógicamente algo así solamente es posible en municipios relativamente pequeños (Castellolí tiene unos 650 habitantes) pero, aún así, sin voluntad política, sin la empatía de entender que los perros -y otros animales- sufren muchísimo por el estruendo de los petardos y los fuegos artificiales, no se avanzaría nunca.

Hay ayuntamientos que apuestan por lo contrario, como en Madrid, donde les parece buena idea organizar una mascletá y donde cada año se extiende más el uso de petardos en Navidad. Menos mal que hay otros municipios que empiezan a entender que las celebraciones que aterrorizan a parte de los habitantes de la localidad, sean humanos o animales, no son fiestas felices.

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