Un día, tras sólo un día con ellos, decidieron que la adopción era fallida, que no eran compatibles con este perro por la razón que fuera (alegaron que era demasiado grande, en fin, como si en un día hubiera cambiado de tamaño) y lo devolvieron a una perrera high kill, una en la que los ratios de eutanasia son elevados.
Esa es la amarga queja de los voluntarios en una perrera de EEUU: un can necesita tiempo tras salir de un lugar así, tiempo para olvidar el estrés, adaptarse a su nuevo entorno y conocer a su presunta nueva familia. En un día es inviable.
Por eso ellos también han elaborado este otro vídeo con un mensaje claro: si has decidido adoptar y acabas de empezar a compartir tu vida con un can que sale de una perrera o una protectora, ten paciencia, ten más paciencia y aún más paciencia.
Es algo que sucede con frecuencia, también en España: perros adoptados que son devueltos a la protectora (es el caso de Tía, sin ir más lejos). Y las propias protectoras saben que hay razones y razones: nadie puede prever una enfermedad grave, una depresión, o quedarse sin recursos y sin casa tras perder un trabajo... no es cuestión de juzgar, si de tratar evitar esas devoluciones en la medida de lo posible.
Porque también es cierto que a veces un can es devuelto porque alguien ha adoptado sin haber reflexionado a conciencia, sin conocer bien al perro al que llevan a casa o, quizá, sin dar tiempo a ese can a asentarse y empezar a olvidar miedos y estrés para estar tranquilo en su nueva vida.
Cuando un perro sale de una protectora o de una perrera le estás dando una gran oportunidad, sí, pero como bien explican Santi Vidal y Eli Hinojosa en su libro Adóptame, él aún no lo sabe, no tiene porqué saberlo.
Ese can se enfrenta a un cambio radical, a un especie de salto mortal y sin red porque nadie le puede explicar que lo mejor está por llegar.
De un día para otro, para él o para ella es un cambio inesperado y total de rutinas, de su entorno, de la gente a la que conocía y de los otros perros que quizá le hacían compañía... Por eso necesitará un periodo de adaptación: puede ser una semana, puede ser un mes o pueden ser varios meses o un año. Es algo que hay que asumir antes de adoptar porque el proceso no siempre es fácil y los perros no tienen la culpa de nada.
Si no estás preparado para tener paciencia e ir, poco a poco, entendiendo las necesidades y el carácter de ese perro, quizá aún no estás preparado para adoptar. Piénsalo muy bien.
Paciencia, paciencia y más paciencia.
Lo importante, recalcan Santi Vidal y Eli Hinojosa,es que el can se sienta seguro en su nuevo hogar. Darle espacio y darle tiempo a que pueda recuperarse física y emocionalmente: que pueda descansar todo el tiempo que quiera, olisquear, etc. Empezar a establecer rutinas... Os recomendamos su libro si estáis pensando en adoptar o ya lo habéis hecho, está a la venta en la tienda de ANAA, por ejemplo.