Crecer con un can a tiene incontables beneficios para los niños: son compañeros de aventuras, de juegos, de siestas... son un amigo fiel. Además, hay estudios que demuestran que mejoran las defensas naturales, los bebés que se crían en una casa con perros tienen menos resfriados, menos alergias...
Luego hay otras ventajas menos científicas pero igual de reales: ¿quién, de pequeño, no ha pretendido comerse alguna cosa que no le gustaba nada para, disimuladamente, dársela al can? Yo desde luego perdí la cuenta de la cantidad de trozos de filete incomible que le pude dar a alguno de los perros que siempre había bajo la mesa en casa de mis padres.
En este caso el churumbel de la casa pronto aprende a echarle la culpa de todo al pobre perro. Bueno, de casi todo. ¡Más mono!
Aprovecho para recordar que eso de los perros que ponen cara de "culpables" es más mito que realidad. Aprenden a detectar enfados muy rápido, eso sí es cierto, pero la gran mayoría de las veces no tienen ni idea de qué han hecho mal.