Buena sociabilización y potenciar sus instintos de caza y presa desde que son cachorros, a través del juego: esas son algunas de las claves que pueden convertir a un can en un buen perro de búsqueda en la Guardia Civil.
Es el caso de Budy, un guapérrimo cruce de Drahthaar y Braco Alemán, el perro más joven en formar parte del servicio cinológico de este cuerpo como perro detector de explosivos.
Como cada perro es diferente, cada perro es un individuo, su proceso de aprendizaje de cara a ser evaluado para entrar a formar parte del servicio cinológico de la Guardia Civil es diferente, algunos van más rápido y otros más lento.
Las pruebas que pasó Budy, según explican, implican demostrar que es capaz de detectar una cantidad determinada de explosivos, tanto en interior de edificios como en exterior, en interior de coches y exterior y en paquetería.
Aquí podéis verle en acción, entrenando y justamente marcando cuando localiza un explosivo oculto. ¡El vínculo con su guía es indudable!
Si queréis saber más sobre el servicio cinológico de la Guardia Civil, este reportaje ofrece un repaso a la historia y trayectoria del este órgano especializado.
No todas las unidades que trabajan con perros lo hacen con perros de raza o con cachorros: hace poco charlamos con Óscar del Pino, el responsable de una Unidad Canina muy especial: en Granada hay perros adoptados y mestizos. Ellos también tienen clarísimo que lo que importa es el individuo, no su raza:
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