Hace tiempo asistí a una charla de Santi Vidal, gran profesional de la educación canina en positivo, sobre niños y perros. Una charla tan interesante como práctica. Entonces se me quedó grabada una de sus reflexiones: "Lo que le enseñas a un niño sobre cómo tratar a un perro es, en esencia, lo que le enseñas sobre cómo tratar a otras personas: es decir, si le enseñas que hay que respetar el espacio del perro, que hay que tener en cuenta su lenguaje y su forma de ver el mundo... es altamente probable que ese niño aplique esas mismas 'reglas' con los humanos. Un niño no tiene que aprender a 'dominar' al perro, a 'estar por encima del perro' sino a respetarle." Aquí podéis leer nuestro resumen de esa charla.
Siempre que compartimos vídeos como los de este post, vídeos que nos dejan con una gran sonrisa en la cara al ver a niños y perros disfrutar del momento al 100%, aprovechamos para recordar algunas normas claves para evitar sustos, disgustos o peor.
La clave está en la supervisión: un adulto debe de estar presente, siempre, cuando un perro y un niño chico están interactuando. Siempre.
Es la única manera de evitar que un niño no sea capaz, por ejemplo, de leer las señales de calma que hace un perro y que acabe recibiendo un mordisco.
Lo que también está claro es que crecer con un perro tiene enormes beneficios para un niño, es algo que han demostrado ya incontables estudios. Mejora su autoestima y su desarrollo cognitivo, puede contribuir a mejorar sus habilidades verbales e incluso mejora su salud. También enseña a los niños algo importante, el ciclo de la vida, al cuidar de sus canes, también cuando son viejitos.
Y, de propina, claro, a todos los demás nos regala momentazos tan tiernos y divertidos como estos que compartimos aquí.
Empezamos con Charlie -ese gran Beagle niñera- y su pequeña humana. Laura.
Esta pareja nos ha regalado ya un buen número de escenas adorables y del todo inolvidables. Seguro que seguirán haciéndolo porque Laura Olivia y Charlie son inseparables, ella va creciendo y ambos comparten siestas, comidas, juegos... podéis ver muchos más en su canal de Youtube.
Este Bulldog francés quiere jugar con su pequeño humano y el pequeño humano se parte de la risa ante sus enérgicas vueltas. Obviamente, dado el nivel de energía del perro, aquí resulta obvio que esto sólo suceda si hay supervisión de un adulto, el can puede no medir su fuerza correctamente y hacer daño al bebé.
Dicho eso... ¿cómo no acabar riendo ante esa felicidad desbordante de uno y otro?
Y terminamos con un Husky que es mucho más tranquilote pero tiene un mismo objetivo, jugar con su pequeño compi humano. Otra gran pareja.