Nunca pensé que escuchar cantar a Miley Cyrus fuera capaz de emocionarme. Pero lo ha hecho. Su perro, Floyd, su compañero perruno favorito, ha muerto esta semana. Ella se está desahogando en las redes sociales pero ha seguido trabajando y en uno de sus últimos conciertos no ha podido evitar ponerse a llorar... Y no, no era una impostura. Es fácil entender que está hecha polvo.
Esta es la versión de Landslide, el tema de Fleetwood Mac, que Miley Cyrus interpretó en Bostón este miércoles. Entre lágrimas. Porque a ella le gustaba escuchar la música de este grupo junto a su can cuando corrían juntos. Porque está destrozada, sencillamente. Porque se lo ha dedicado a Floyd, su Alaskan Klee Kai.
En esta versión se escucha mejor la canción y las palabras de Miley. Y, por cierto, todos los perros de Miley -y tiene unos cuantos- son adoptados.
Es fácil entender su dolor y comprender que diga esto, que el can "no está en un sitio mejor", en respuesta a esas frases hechas que la gente suele decir en estos momentos tan difíciles. Yo tampoco sabría que decir.