Adam Gibson y Michelle Walker, su novia, llevaban casi un año viviendo en una tienda de campaña junto a su perro, junto a Bronx, en medio de un bosque. De hecho, habían acabado ahí también debido al can: compartían un apartamento con unas personas que no querían perros y... eligieron irse.No querían ir a un refugio porque en su ciudad, en Charleson, ninguno admite perros; no estaban dispuestos a separarse del Pit Bull, de su familia. Pero en enero las temperaturas bajaron demasiado y ya no podían seguir en la calle: entonces decidieron pedir ayuda.
One80 Place, una organización que trabaja ayudando a personas que no tienen recursos, ha obrado un pequeño gran milagro con esta pareja. Ellos entraron en contacto con Charleston Animal Society y entre todos convencieron a Adam para que entregara temporalmente a Bronx, para que pudieran hacerse cargo del can unos meses.
En Charleston Animal Society tenían claro que Adam y Michelle se desvivían por ese perro y que, aunque les dolía separarse de él, estaban pensando en el bienestar de Bronx por encima de todo.
El can ha pasado cuatro meses en un santuario mientras Gibson lograba rehacer su vida, de nuevo gracias a One80 Place. Adam ha recibido formación y ayuda hasta que tanto él como Michelle han encontrado trabajo: ahora vuelven a tener casa y han podido recuperar a Bronx, su corazón, su mejor amigo...
Así ha sido el reencuentro, el nuevo comienzo para esta familia de humanos perrunos.